Cumplió su sueño de convertirse en arquitecto
Francisco S. Oquil Ton presentó su examen profesional con gran éxito, gracias a su proyecto muy bien estructurado. Cortesía

Francisco Sebastián Oquil Ton, originario de Huixtán, Chiapas, presentó el pasado 28 de agosto su examen profesional para convertirse en arquitecto por la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach), mostrándose orgulloso de su cultura y, sobre todo, de finalizar sus estudios profesionales, una etapa bastante complicada pero que con el apoyo de su familia logró superar, aun teniéndola lejos.

Sebastián, de 25 años de edad, presentó su examen con el tema “Proyecto integral de espacios públicos de Huixtán, Chiapas”, para el cual orgullosamente portó su traje típico de su pueblo originario, Huixtán (tsotsil).

Proyecto de tesis

Trabajó su proyecto durante un año. Eligió su tema porque cuando estudiaba la secundaria en su ciudad natal debía cruzar todos los días el parque, observando el deterioro de las calles, de las fachadas de las casas y de los espacios públicos.

Decidió integrar su propuesta de tesis, la cual fue aprobada y asignada a un asesor, quien lo ayudó en todo el proyecto, que en general consiste en una regeneración urbana de la cabecera municipal de Huixtán.

Integró colores conforme a las tradiciones y costumbres del pueblo, basándose en diversas teorías de diseño; tomó como base la parroquia de San Miguel, la Casa de la Cultura y algunas casas de gran historia, es decir, integró la cultura tsotsil con la mestiza.

Delimitó su área de estudio realizando un diagnóstico de cuántas lámparas existen, la medida de las calles, casas, cuántas personas y automóviles recorren la zona, las horas de más tránsito, si hay fauna doméstica, entre otros factores.

Interés por la arquitectura

El interés por la arquitectura le nació desde pequeño, cuando acompañaba a su papá a trabajar como albañil, pues le gustaba observarlo e imitarlo. Conforme fue creciendo aprendió más y más el oficio, hasta convertirse en chalán.

Cuando llegó el momento de estudiar la preparatoria tuvo que separarse de su familia para viajar a San Cristóbal de Las Casas, en un plantel que incluía la arquitectura como línea de aprendizaje.

Al concluir esta etapa buscó opciones de universidades en la misma ciudad para no alejarse más de su pueblo, pero solo había planteles privados que no podía costear, fue así como surgió la opción de la Unach.

Un cambio radical

El viajar a la capital del estado para estudiar fue difícil al principio por el cambio de cultura, la comida, la movilidad, incluso la forma tan diferente de expresarse, tanto que —afirma— lo molestaban por pronunciar mal algunas palabras. Adaptarse le llevó poco más de un año.

Narra que al inicio pensó que no podría con esta meta, sin embargo, su padre fue quien lo acompañó a buscar un lugar para poder instalarse, diciendo que ellos se encargarían, aunque fuera difícil. Llegó con una pequeña maleta, como él dice, con un cartón y una cobija, pero con sus metas bien establecidas.

Parte de la carrera recibió una beca alimenticia, no obstante, tuvo que buscar trabajo con algunos de sus compañeros, quienes también le compartían alimentos antes de que le dieran la beca, ya que a veces gastaba todo su dinero en las maquetas y planos que debía hacer.

Esos sacrificios lo motivaron para poner el doble de esfuerzo en todas sus actividades y trabajos, lo que lo llevó a ser el alumno más destacado, incluso con el mejor promedio. Algunos de sus compañeros se acercaban para pedirle ayuda y asesoría.

En toda esta pericia académica, actualmente el objetivo del arquitecto Francisco es darle continuidad al proyecto, perfeccionarlo y buscar vínculos con instituciones para poder desarrollarlo. Está dispuesto a seguir adelante por mejorar su ciudad, porque para eso se preparó.