De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud (Ensanut Covid-19), existe una prevalencia en el consumo de tabaco en adolescentes de 12 a 18 años, de alrededor de un millón 12 mil 329 personas en el país, lo que representó un aumento del 4.7 % durante la pandemia.
Según la psicóloga Patricia López Díaz, tres de cada cuatro adolescentes que fuman en la etapa escolar lo seguirán haciendo de adultos, lo que se considera un problema de salud pública, pues aumenta en 40 % la posibilidad de desarrollar cáncer en la edad adulta.
En los jóvenes los efectos son muy rápidos, pues dijo que “se considera que sólo fumar 100 cigarrillos durante esta etapa (adolescencia) genera una adicción para que los adolescentes sientan los síntomas de abstinencia”.
Además que, debido a la falta de desarrollo pulmonar y cerebral, los efectos pueden ser notorios en las prácticas de ejercicio o en sus capacidades de concentración y cognitivas.
“La adolescencia es una etapa especialmente vulnerable, aproximadamente la mitad de las chicas y chicos de 16 años lo ha probado alguna vez, y a partir de esa edad es cuando puede empezar a consolidarse el consumo diario”, expuso.
De acuerdo con las encuestas, el consumo de tabaco es mayor en hombres menores de 18 años, siendo este segmento el que presentó el mayor aumento con un 7.4 %, mientras que en el sector femenino aumentó 1.9 %.
Al respecto, la especialista de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach) también acotó que a nivel general la estimulación de los neurotransmisores de dopamina, por parte de la nicotina, genera placer; y sustentó que “entre menor es la edad a la que se inicia el consumo de tabaco, mayor es el riesgo de que el cerebro se haga adicto”.
En el organismo el consumo de cigarros causa problemas cardiovasculares como infartos, problemas pulmonares (como asma) y detiene los procesos de cicatrización, también aumenta el riesgo de infecciones respiratorias y se puede producir cáncer de pulmón, laringe, nariz y garganta.
López Díaz subrayó como importante el papel de los padres y madres, y de las personas adultas, para prevenir el inicio de su consumo, pues regularmente esta adicción suele ser por imitación de conductas “y es habitual conseguir los primeros cigarrillos en casa”. Con base en la encuesta nacional, también se obtuvo que hubo un aumento del 7.5 % de los gastos en el hogar para la compra de tabaco.
Por lo que exhortó a que “una buena manera de ayudar a tu hijo o hija adolescente, es fomentar sus habilidades sociales, su capacidad de decir que no, platicar y tener comunicación con ellos para resistirse a las presiones de sus amistades y compañeros, si les realizan algunas sugerencias”.
A su vez, sustentó que es responsabilidad del Estado prevenir el uso de tabaco en los niños, “una de los recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es la aplicación de leyes para eliminar la publicidad y los actos de fumar en películas, noticias y videos; asimismo, en el aumento de los impuestos en los productos (relacionados)”.