Protección de arroyos, restauración y conservación de la naturaleza son algunos de los resultados obtenidos por productores de la comunidad La Merced, luego del apoyo técnico del personal de la Reserva de la Biósfera Selva El Ocote, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y del Foro para el Desarrollo Sustentable, gracias a la práctica de la ganadería silvopastoril implementada desde hace más de 10 años en la región.

De acuerdo con Jorge Abraham Villaseñor Pérez y Adriana Rodríguez Jiménez, del PNUD México, las organizaciones han sumado esfuerzos técnicos, organizativos y financieros para incidir en el proceso de adopción de mejores prácticas ganaderas.

Para ello aplican cuatro enfoques: 1) árboles dispersos en potreros; 2) cercas vivas y división de potreros; 3) bancos de proteínas y calorías; y 4) manejo del agua en las parcelas. Estas, de manera conjunta, logran una mayor producción en menor superficie, restauran los servicios ecosistémicos y proporcionan hábitat para la biodiversidad.

Con respecto a los árboles dispersos, los ambientalistas detallan que en los potreros se han puesto especies de cedro, duraznillo y liquidámbar, los cuales proporcionan nutrientes al suelo, son alimento para el ganado y otorgan un refugio contra la lluvia y el frío en el invierno a fauna de la zona, así también contra las altas temperaturas en el verano.

Por otra parte, respecto a las cercas vivas y división de potreros, principalmente evitan el uso de postes o cercos muertos, los cuales —por la cantidad de lluvia que cae en la zona— se deterioran rápidamente, lo que implica mayor esfuerzo y mayor deforestación; para estos cercos se usan especies como el matarratón y el guash.

Bancos proteicos

Los bancos de proteínas y de calorías son módulos pequeños de alrededor de media hectárea o menos, donde se plantan de manera intensiva especies o forrajes con alto contenido proteico como el guash —y pastos como el cubano—, los cuales benefician con alimento de calidad durante todo el año al ganado.

Con respecto al manejo del agua en las parcelas, si bien en la comunidad el agua pareciera no ser un problema por el acumulado anual que oscila entre los 1600 a 1900 mm, por la geografía de la zona y los suelos kársticos, el recurso se vuelve limitado.

“El agua es llevada al corral de manejo mediante sistemas de bombeo, donde se asegura una mejor calidad del agua para el ganado, menos contaminación por el estiércol y una reducción en las enfermedades parasitarias, lo que se refleja en mejor producción de leche”, concluyeron.