De checador a arquitecto

Durante seis años trabajó como checador de colectivos en la ruta 69. Guillermo Ramos / CP
Durante seis años trabajó como checador de colectivos en la ruta 69. Guillermo Ramos / CP

A los 24 años de edad, José Armando Jiménez, un joven chiapaneco celebra haber concluido la carrera de Arquitectura en la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach).

Su camino no fue fácil: durante seis años trabajó como checador de colectivos en la ruta 69 mientras estudiaba. Entre desvelos, sacrificios y apoyo familiar, hoy comparte su historia como un mensaje de esperanza para los jóvenes.

Vacante de checador

Su historia comenzó en la preparatoria, cuando una amiga de su madre le informó de una vacante como checador.

“Ingresé mis documentos y gracias a Dios quedé. Desde ahí empezó esta historia”, recordó.

Tenía apenas 18 años y ya debía levantarse a las 4:30 de la mañana para iniciar su jornada laboral, que concluía a la una de la tarde, antes de correr a las aulas.

Además, las noches apenas le alcanzaban para dormir tres horas, entre tareas y responsabilidades en casa. “Fue frustrante al principio porque no estaba acostumbrado a trabajar y estudiar, pero poco a poco me fui acoplando”, relató.

Motivación clara

Su motivación era clara: apoyar a su madre y a sus dos hermanas, con quienes conforma su familia.

“No quería ser más carga para mi mamá, por eso decidí trabajar y ayudar a minimizar gastos”, mencionó.

El interés por la arquitectura nació desde la infancia, al observar construcciones en los viajes familiares para visitar a sus abuelos en San Cristóbal de Las Casas.

En el bachillerato, al cursar la carrera técnica en construcción confirmó su vocación.

Sin embargo, su ingreso a la Unach se retrasó un año, lo que no lo detuvo: se preparó, presentó examen y logró ser aceptado, justo en plena pandemia.

Por otro lado, la falta de internet en su hogar fue otro obstáculo. Sin embargo su persistencia y ganas de conseguir sus sueños fueron más fuertes.

“Tuvimos que contratar el servicio más barato, de 350 pesos, y yo mismo me compré una laptop con mi sueldo de checador”, expresó.

Proceso en la universidad

En la universidad, aseguró, encontró grandes maestros y compañeros, entre ellos un docente que enseñaba con pasión, mismo que le resultaba inspirador.

Pero alcanzar el título implicó renunciar a momentos familiares, amistades y una vida social.

“Había reuniones o fiestas y tenía que decir que no. Fue difícil, pero hoy agradezco el esfuerzo porque ya soy arquitecto”, apuntó.

En la ruta 69, sus compañeros de trabajo también fueron clave en su trayecto. Mediante motivaciones y consejos sobre no dejar sus estudios, encontró mayor fortaleza y ganas de seguir adelante.

“Me recordaban que no cualquiera logra trabajar y estudiar al mismo tiempo”, afirmó.

Su historia se hizo viral en redes sociales, algo que él nunca imaginó. Y ahora, es algo que lo llena de orgullo, pero sobre todo busca ser visto como un ejemplo para quienes atraviesan por situaciones similares o están próximos a iniciar una carrera a nivel superior.

Mira al futuro con ilusión

“No soy el único, todos podemos lograrlo si luchamos por nuestros sueños”, enfatizó.

Hoy, José Armando mira al futuro con ilusión: ejercer su carrera, viajar y seguir creciendo como profesionista.

“Uno mismo se pone los límites. Si dices que no puedes, te estancas. Hay que luchar sin importar lo que digan los demás”, subrayó.

Finalmente, hizo un llamado a los jóvenes a no desistir, destacando que representan el futuro del país y muchas veces pueden ser el ejemplo de alguien más.

“Persigan sus sueños, nadie lo hará por ustedes. Yo lo logré trabajando de checador y estudiando. Si yo pude, ustedes también”, concluyó.