De especie invasora a alternativa alimentaria a nivel local

A pesar de ser considerado un peligro dentro del ecosistema acuático de Chiapas, el pez diablo puede ser utilizado como alternativa alimenticia, declaró para Cuarto Poder el doctor Ernesto Velázquez Velázquez, profesor investigador del Instituto de Ciencias Biológicas de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach) y presidente de la Sociedad Ictiológica Mexicana.

En este sentido, el investigador de la Unicach señaló que la invasión de esta especie se ha evaluado en Chiapas a nivel socioeconómico y ecosistémico, ya que al ser un problema biológico y ecológico se requiere de acciones puntuales a fin de mitigar su impacto.

Dijo que una de estas acciones está en fortalecer programas de captura y aprovechamiento en las zonas en donde se tenga presencia, además de que es urgente generar un programa de monitoreo, erradicación y control del pez en la entidad chiapaneca, que incluya programas educativos para reducir el riesgo de nuevas introducciones y traslocaciones de poblaciones establecidas.

El presidente de la Sociedad Ictiológica Mexicana explicó que hasta el momento se han identificado dos especies del género Pterygoplichthys en aguas de Chiapas, y al ser esta una especie exótica invasora, ejemplifica un impacto negativo en los ambientes acuáticos; sin embargo, se podría aprovechar su uso para diferentes sectores y como consumo humano al convertirlo en harinas y otros productos, pero de manera industrial y con las medidas pertinentes, ya que en ríos ubicados en zonas petroleras se ha detectado metales pesados en los organismos de los peces.

Presencia en Chiapas

Originario de la zona del Amazonas, el pez diablo fue introducido a México hace varios años y los primeros registros se reportaron en la presa del “Infiernillo”. La presencia en Chiapas fue reportada por pescadores del río Grijalva justo abajo de la presa Peñitas en el 2003, cuando se llevaron los primeros ejemplares al Museo de Zoología de la Unicach; probablemente, destacó el doctor, ya se haya dispersado hacia la parte alta de la cuenca.

Los reportes obtenidos sugieren que estos peces se han establecido en todos los cuerpos de agua de la zona Norte de Chiapas, sistemas fluvio lagunares de la planicie del Golfo en los municipios de Reforma, Pichucalco, Salto de Agua, Catazajá, Palenque y La Libertad, además de la reserva de Montes Azules y en cuerpos de agua de la selva Lacandona.

“Se ha registrado la presencia de dos especies en el estado: la multiradiatus y P. pardalis, sin embargo, el estatus taxonómico es incierto, debido a la complejidad del grupo, por lo que una de las tareas urgentes es determinar la o las especies de plecos que se han establecido en la cuenca del río Grijalva-Usumacinta”, manifestó.

En Chiapas se cree que entró por los peces que se liberaron en Guatemala, a través de la cuenca del río Usumacinta hacía Tabasco y de ahí migró por el río Grijalva, siendo la presa Peñitas la barrera de distribución natural, sin embargo, “se ha registrado algunos ejemplares en el Cañón del Sumidero y en la capital chiapaneca, específicamente en el parque Joyyo Mayu, en donde fueron liberados de manera intencional”, reveló.

“Los usan mucho por las ventosas, por la forma de su boca, ya que sirven como limpia peceras y se han liberado por el llamado efecto ‘Nemo’, en donde al inicio son adquiridos pero conforme van creciendo se vuelven un problema por su tamaño, por lo que el dueño prefiere liberarlos en ríos u otros afluentes”, expuso el investigador del Instituto de Ciencias Biológicas de la Unicach.

Especie invasora

El pez diablo, también conocido como “plecos”, “limpiapeceras” o “limpiavidrios”, pertenece a un conjunto de peces conocidos como peces- gato armados de la familia Loricarridae, del cual se conocen 684 especies en el mundo.

La invasión reciente del pez diablo ha sido considerada como una de las mayores amenazas para la biodiversidad de los ecosistemas acuáticos continentales y las pesqueras de agua dulce en México.

Dentro de las características que la hacen una especie invasiva modelo, destacan su reproducción precoz, alta tasa reproductiva, hábitos y cuidado parental. Además de la presencia de escamas con fuertes espinas y placas óseas, que les permite librarse de sus depredadores como algunas aves y cocodrilos que son sus depredadores naturales; igualmente son peces muy territoriales y agresivos.

Tienen un estomago muy grande y muy vascularizado, el cual funciona como pulmón que le permite tomar aire y resistir por mucho tiempo fuera del agua. También tienen una fecundidad de 800 a mil 500 huevos por hembra, que aunado al cuidado parental asegura una tasa alta de supervivencia larval. Son peces generalmente de tallas medianas y llegan a medir entre 50 y 70 cm de longitud total.

Impactos

Velázquez Velázquez detalló que dentro de los impactos esperados debido a la introducción del pez diablo en los ecosistemas dulceacuícolas de Chiapas, se puede enumerar la muerte masiva de aves acuáticas, particularmente pelícanos; daños ocasionales a manatíes, a los cuales ahuyentan por su comportamiento agresivo y la reducción de poblaciones de peces nativos.

También, transmisión de enfermedades y parásitos, cambios en la estructura de los hábitats acuáticos, degradación de los taludes de los ríos y lagos, ya que al anidar cavan grandes y numerosas galerías de hasta un metro de profundidad, desplazando enormes cantidades de sedimento, por lo que perturban la estabilidad de las riveras.

Dentro de los impactos económicos y sociales enlistó las pérdidas ocasionadas a las pesquerías locales, al ser capturados y no tener un valor comercial; además su captura daña las redes de pesca y el costo social significativo, al quedar sin empleo los pescadores dedicados a la captura de tilapia y otros peces nativos.

De igual manera, expuso que existen impactos a la salud, ya que muchos plecos quedan atrapados en las redes, y al ser abandonados se descomponen al aire libre; asimismo, impactos sobre el turismo local, ya que al ser muy abundantes en algunos ríos, los bañistas pueden sufrir daños por las pinchaduras que ocasionan las enormes espinas dorsales de estos peces, lo que paulatinamente alejará a los balnearios.

Alternativas de uso y consumo

La invasión de peces diablo requiere de acciones rápidas y puntuales, al menos en el ámbito de estatal, cuyas necesidades de acción política y de investigación científica deberán estar enfocadas a establecer un programa de fomento a la captura y comercialización del pez en áreas de gran abundancia, enfatizó el investigador.

Afirmó que el pez diablo puede ser aprovechado como alimento para el consumo humano, y aunque tenga poca carne, su calidad biológica es excelente.

Además puntualizó que se pueden elaborar productos como harina de pescado, como fuente de energía concentrada para la alimentación de animales.

“El uso de la harina y aceite de pescado a base del pez diablo en alimentos para rumiantes, sobre todo en la región norte de Chiapas, que es una zona ganadera, pudiera ser de gran aprovechamiento”, comentó.

Externó que la harina también se podría usar como abono orgánico, al ser una buena alternativa para sustituir parcialmente el 50% de las aplicaciones de fertilizantes químicos nitrogenados, ya que se ha presentado un efecto positivo en el desarrollo y producción de especies como la calabacita y la fresa.

Al momento, dijo, no se ha obtenido un éxito total en la elaboración de la harina debido a su calidad para el consumo humano, pero se están elaborando productos derivados como galletas y salchichas con mejores condiciones nutricionales, y por otro lado hay proyectos para convertirlos como artesanías, dijo.

Finalmente sostuvo que es necesario que en el tema de la producción de harina a base del pez diablo se haga de forma industrial, ya que de forma artesanal fue un fracaso en Playas de Catazajá, derivado de problemas políticos y con los pescadores, por lo que se deben buscar alternativas de uso sustentable y consumo de alimento con diferentes modalidades de presentación.