De la tradición a la ciencia

En el corazón de Tuxtla Gutiérrez, la herbolaria tradicional ha encontrado un puente con la ciencia. Luis Alberto Cerecedo, químico chiapaneco, desarrolla extractos de plantas curativas endémicas de la región.

Su laboratorio, ubicado en la ciudad, combina el conocimiento ancestral zoque con procesos científicos modernos, ofreciendo alternativas para tratar padecimientos como la diabetes, la hipertensión y el pie diabético.

Fitoquímica

El químico chiapaneco especializado en fitoquímica, se dedica a la producción de extractos naturales a base de plantas endémicas de Chiapas y del sureste de México.

Desde su laboratorio, ubicado en la Novena Sur de la capital, Cerecedo transforma especies como el guarumbo, utilizado para regular los niveles de glucosa, el maguey morado con propiedades antiinflamatorias, la chilchagua de San Cristóbal, el caulote y el cardamomo para el sistema digestivo, entre muchas otras.

Con métodos como la maceración en cristal y la extracción por rotoevaporador, sus productos se envasan en grado alimenticio y farmacéutico, con presentaciones que van desde los $150 hasta los $800 pesos, dependiendo del tratamiento.

“Nosotros no somos una farmacia de extractos cualquiera. Nos basamos en estudios científicos, en artículos, tesis internacionales y en la asesoría de investigadores del Jardín Botánico y especialistas como el biólogo Paco Najarro”, explicó. Además, subrayó que su propuesta se sostiene en el rigor científico y no solo en la tradición oral.

El impacto de estos productos ha sido notorio, especialmente en pacientes con diabetes e hipertensión, quienes encuentran en los extractos una alternativa natural para mejorar su salud.

Asimismo, ha desarrollado cremas cicatrizantes y tratamientos para pie diabético, con resultados alentadores en comunidades con alto índice de estos padecimientos.

Asimismo, el proyecto involucra a mujeres recolectoras de comunidades rurales, quienes participan en la siembra y recolección de plantas, utilizando ellas mismas los extractos que producen.

“Antes de cortar cualquier planta pedimos permiso a la Madre Naturaleza. Solo se recolecta el 10 % de cada árbol, porque entendemos que la naturaleza es la que nos da todo”, resaltó.