"Irene Khan, secretaria general de Amnistía Internacional (AI), movimiento mundial integrado por más de un millón de personas de 140 países dedicadas a que se respete la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU, hizo una revisión exhaustiva de la situación de los derechos humanos en México. En opinión de la senora Khan, México es muy activo en la defensa de los derechos humanos en todo el mundo, pero no muestra la misma intensidad en el cuidado de tales derechos en su propio territorio.

La relación, presentada por separado a los secretarios de Gobernación y de Relaciones Exteriores, comprende los cientos de mujeres impunemente violadas y asesinadas en Ciudad Juárez; la incapacidad de juzgar a los responsables de crímenes del pasado y de los delitos cometidos durante la llamada guerra sucia ; la represión del diario Noticias de Oaxaca por parte de las autoridades locales irritadas por su actitud crítica; la persecución de los campesinos ecologistas Felipe Arriaga y Alberto Penaloza, el primero preso y el otro víctima de un atentado en el que murieron dos de sus hijos, y ambos acosados por su activismo ambientalista y considerados ""presos de conciencia"" por AI.

Los ásperos juicios de la senora Khan están basados en una presuntamente cuidadosa investigación, y en el perfil de AI: ""independiente de todo gobierno, ideología política y credo religioso"", que no apoya ni se opone a ningún gobierno o sistema político, ni tampoco apoya ni se opone a las opiniones de las víctimas cuyos derechos intenta proteger imparcialmente.

En paralelo a esta catarata de agravios, los defensores de los derechos humanos acogieron con opiniones dispares la iniciativa del gobierno federal para reformar los sistemas de seguridad pública y de procuración de justicia.

Visto como un paso hacia una reforma integral más amplia, la iniciativa recoge bastantes propuestas de los activistas y no parece considerar que muchas de las medidas requieren un fuerte gasto que comprenda, por ejemplo, cambios en la infraestructura de los reclusorios del país. ""Sólo de esa manera podrán remediarse las irregularidades que dan lugar a tantas violaciones a los derechos humanos"", dice el presidente de la CNDH, José Luis Soberanes.

Más importante todavía es imbuir la profunda convicción del respeto integral al ser humano por encima de sus convicciones políticas o religiosas, de su origen étnico, sexo, color, idioma, nacionalidad, condición social, situación económica, nacimiento, edad. Ni detenciones arbitrarias ni torturas ni toma de rehenes, y mucho menos homicidios y violaciones están al margen de las preocupaciones de los defensores de los derechos humanos.

Es reprobable toda violación a los derechos humanos, pero la conculcación es particularmente grave cuando los autores son agentes de la autoridad o sus esbirros.

Lamentablemente cuando una violación a los derechos humanos no es castigada, permanece impune, sirve de aliciente para que nuevos infractores se atrevan a cometer crímenes similares. Por eso resulta explicable la preocupación por el castigo a los crímenes del pasado, que en nuestro caso son Tlaltelolco y el Jueves de Corpus.

Es imprescindible que, como le fue prometido a la senora Khan, se apresuren las pesquisas y se ponga fin a los asesinatos de jovencitas en Ciudad Juárez. En la medida en que se le dé solución a éste y otros casos de abuso en México, se demostrará congruencia en los hechos.

Demostremos que tenemos el mismo interés en defender los derechos humanos adentro como afuera. (El Universal)

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