¿Qué ocurre cuando el cuerpo LGBT+ envejece en una sociedad que fetichiza la juventud? la respuesta la ofrece “Volver al closet”, libro presentado en Chiapas que acuña el término “contrasexualidad” para analizar las tácticas de sobrevivencia de personas mayores diversas.
La investigación del Dr. Román Islas Vela, auspiciada por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDH), revela cómo parques, bares e incluso hogares se convierten en campos de batalla contra la discriminación interseccional.
La obra, producto de su tesis doctoral, invita a reflexionar sobre una realidad poco visibilizada, la vejez LGBTI+ y las múltiples violencias que enfrentan quienes envejecen fuera de las normas de género y sexualidad impuestas.
Islas Vela explicó que su interés en la investigación surgió al observar la discriminación e invisibilización de las personas adultas mayores en los espacios de socialización LGBT, como bares y discotecas.
“La intimidad sale al espacio público forzosamente y es ahí en donde se convierte en algo problemático”, señaló el autor.
Un concepto central que Islas Vela utiliza, es la contrasexualidad, que va más allá de una identidad política para analizar prácticas de placer, afecto y deseo fuera de normas hetero u homonormativas. En la vejez, estas prácticas se reconfiguran, priorizando compañía o placer no genital.
Proceso
El Dr. Román aborda como la vejez es un proceso de semiotización, donde los signos del envejecimiento adquieren significados que ubican a los sujetos en un lugar específico, desafiando la expectativa de una vejez heterosexual y no sexuada.
La obra argumenta que la vejez es performativa, ya que las personas contrasexuales gerontas rompen con las ideas preconcebidas de cómo debe ser este proceso, ofreciendo otros parámetros de comportamiento e identidad.
“No se vuelve al closet, se reconfiguran las prácticas socioespaciales. Estas vejeces nos enseñan que el cuerpo contrasexual tiene politicidad hasta el final”, concluyó Román.
Llamado
La doctora Verónica Montes de Oca, de la UNAM, coordinadora del SUIEV y prologuista del libro, destacó su relevancia política al “cuestionar el edadismo hegemónico y visibiliza una población doblemente olvidada”, declaró que “en las agendas LGBT+ solo aparecen jóvenes, y en la gerontología se ignora la diversidad sexual”.
El consenso fue reconocer el legado de las vejeces LGBT+ que abrieron camino en épocas de mayor represión y generar políticas que consideren edad, orientación sexual, identidad de género y contexto migrante.