Migrantes que residen en Tapachula, principalmente en las zonas de las periferias, desatienden el exhorto de vecinos y autoridades de no quemar la basura. A pesar de que esa práctica está penada con sanciones económicas, a estos extranjeros parece no importarles, ya que quizás en su país sea una costumbre por lo que la siguen practicando, provocando contaminación, daño ambiental y afectando a varios vecinos.
Por este tipo de acciones ha habido problemas con los vecinos, uno de estos ocurre en la colonia San Antonio Cahoacán, al oriente de la ciudad, en la calle Benito Juárez, donde las y los migrantes que rentan cuartos —en donde se aglomeran en dos o tres viviendas grupos de hasta 25 personas, en distintos puntos de la citada comunidad— diariamente queman desechos como plásticos, pañales desechables y basura en general, situación que los enfrenta con los vecinos de la zona y que solo les recomiendan que eviten esas malas prácticas.
Los haitianos —principalmente— son agresivos con quienes piden no quemar la basura y que los desechos sean arrojados a los camiones recolectores; se juntan en grupos grandes, hacen montón y los enfrentan, comportándose de manera grosera al sentirse protegidos no solo por los arrendadores —que cobran rentas caras—, sino por la policía que ante denuncias indican que no pueden intervenir.
Los denunciantes comentan que han pedido apoyo al número de denuncia ciudadana ante la Secretaría de Seguridad Pública Municipal y la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología, pero no han obtenido la respuesta que esperan.
Los denunciantes señalan que no hay pretexto para quemar la basura, pues reconocen que los carros recolectores pasan por la colonia San Antonio Cahoacán tres veces por semana, así que no se trata de la falta del servicio de recolección sino de la falta de higiene y respeto por las leyes mexicanas y un marcado “valemadrismo” de los extranjeros.