Desplazados aseguran que no hay avance en el caso
Los desplazamientos forzados son cada vez más comunes en la entidad. CP

Se han cumplido seis años del desplazamiento forzado de las 14 familias del ejido Puebla del municipio de Chenalhó, sin que hasta el momento exista avance alguno para garantizar el retorno a sus hogares. Tampoco han sido detenidos los responsables de estos hechos, en los que perdieron la vida dos hombres.

Aracely Cruz López, vocera de los desplazados de esta comunidad, recordó que estas 14 familias —que fueron desplazadas— llevan todo este tiempo sin poder retornar a sus hogares, perdieron sus cultivos, sus pertenencias, sus casas fueron quemadas por un conflicto poselectoral, además perdieron la vida dos personas, Difundo Cruz y una menor de dos años.

Agregó que desde el asesinato de su padre y el desplazamiento forzado del que fueron objeto, presentaron las denuncias ante la Fiscalía General del Estado (FGE) —de la región Altos—, pero hasta la fecha no hay ninguna acción penal en contra de los grupos paramilitares que cometieron esos crímenes.

En la elección local ordinaria del 2015, Rosa Pérez Pérez fue electa alcaldesa de Chenalhó, sin embargo, este municipio se dividió entre simpatizantes de la alcaldesa y quienes estaban en contra de su mandato, por lo que estas (14) familias quedaron en medio de la disputa electoral y al no estar en ningún grupo, fueron desplazadas a punta de pistola.

Expuso que la Fiscalía General del Estado tiene nombres y apellidos de las personas que cometieron este crimen, pero, hasta ahora, seis años han pasado y no hay un solo detenido.

Puntualizó que “estaban inconformes las personas que votaron por ella, que no estaba haciendo su trabajo, que no estaba haciendo nada. Es ahí donde mataron a mi papá, no tenía nada que ver, lo más lamentable es que no tenemos justicia”.

El llamado de esta vulnerable población es para que las autoridades garanticen el retorno seguro a sus hogares y los responsables de esta lamentable situación sean llevados ante la justicia.

“Vivimos en campamentos, a veces no entregan los alimentos, no estamos acostumbrados, queremos regresar a nuestra casa”, indicó.