Después de fallecer es necesario notificar a la autoridad fiscal porque aun así se siguen generando cargos y actualizaciones; para eso el albacea de los bienes, que puede ser el cónyuge, padre, madre o un hijo, debe realizar una serie de trámites para evitar problemas.
Plan sucesorio
Néstor Gabriel López, contador público fiscalista, dijo que es vital contar con un plan sucesorio testamentario, porque cuando no hay testamento los trámites tienden a alargarse un poco para definir entre los posibles herederos o los que demandan los bienes que pudieran quedar.
La persona puede tener dinero en el banco, acciones en alguna empresa, fondos de inversión, inmuebles, autos, joyas. El tratamiento de todos los recursos y dineros dependerá del tipo de actividad económica que tenía, lo cual es clave en materia fiscal.
Apertura de la sucesión
Lo que se tienen que hacer, según el Código Fiscal de la Federación, es iniciar un proceso denominado apertura de la sucesión, lo que solo se da cuando el albacea acepte el cargo.
Cuando una persona muere, mientras se adjudican todos sus bienes, alguien los tiene que administrar; esta obligación lo puede o no aceptar una persona de la familia, sea señalada en vida o no por el propietario.
“Mientras se decide quién va ser el administrador, hay trámites que quedan pendientes y se van generando cargos y actualizaciones, cuando la persona tenía un negocio”.
Declaraciones
El siguiente paso es cancelar el Registro Federal del Contribuyente (RFC) del fallecido, después hacer declaraciones de impuestos por el periodo que dure la adjudicación de los bienes a los herederos finales.
Si se requiere de asesoría para saber todo el proceso, es posible acudir directamente con el Servicio de Administración Tributaria (SAT) y la Procuraduría para la Defensa del Contribuyente (Prodecon).
Reiteró que lo mejor es que quien tenga una actividad economía y diversos bienes debe dejar todo en orden, verificar su constancia de situación fiscal para saber qué obligaciones tiene pendientes.
Para la familia lo mejor es hacer un diagnóstico fiscal integral a través de alguna plataforma, para entender todo lo que tiene que ver con la relación del finado con la autoridad fiscal.