En el corazón de la selva Lacandona, se encuentra Metzabok, un paisaje ritual maya cuya imponente montaña partida en dos, es un lugar de origen fundamental para la cultura mesoamericana. Joel Palka, quien ha colaborado por dos décadas en la investigación arqueológica de la zona, presentó los principales hallazgos en un webinar organizado por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp).
Durante su participación, Palka explicó que la geografía misma de Metzabok está impregnada de significado religioso e histórico. “Esta investigación revuelve alrededor de esta montaña de origen que está partida. Y eso quiere decir que, en el pasado, según la cultura maya mesoamericana, los dioses del cielo y del agua partieron con una hacha este cerro, y entonces de ahí salió todo el agua, toda la gente, la comida y el pescado”, relató el investigador.
El proyecto arqueológico, que cuenta con una colaboración de 20 años con la Conanp, ha logrado identificar elementos clave; entre los más significativos se encuentran unos sellos triangulares que, según Palka, representan el topónimo o jeroglífico del sitio de Metzabok de hace 500 años. Este símbolo, que muestra una “montaña hueca o partida de agua”, está asociado con aves acuáticas como las garzas, muy comunes en la zona.
Palka enfatizó el papel de Metzabok como un lugar de peregrinación y origen: “Metzabok es como un Tollan, es como un Aztlán; es un lugar de orígenes de la gente”, señaló comparándolo con otros míticos sitios de origen en Mesoamérica.
La evidencia arqueológica indica que los mayas, hace más de dos mil años, remontaron el río Tulijá, cuyo nacimiento se encuentra en este sistema, para fundar un centro ceremonial en la base de la montaña partida, desde donde ascendían por 13 terrazas hasta un templo en la cima para realizar sus ritos. Además de la montaña, el paisaje ritual incluye riscos y cuevas que servían como depósitos para los restos de los antepasados, conectando a los difuntos con su lugar de origen.
Palka mostró paralelismos iconográficos notables, donde el dios asociado a Metzabok, representado con ojos redondos y portando una olla de agua, aparece también en el Códice Borgia del centro de México y en murales de Teotihuacán, evidenciando un concepto mesoamericano.