Dinero, pieza clave en la violencia vicaria

Dinero, pieza clave en la violencia vicariaLas mujeres han exigido se eleve a delito la violencia vicaria. Diego Pérez / CP

Adriana Herrera Martínez, representante en Chiapas del Frente Nacional contra Violencia Vicaria A.C, consideró el dinero como una pieza clave en la mencionada violencia, así como un factor latente en otras como la psicológica, física, sexual, patrimonial y económica.

Para Herrera Martínez, el dinero siempre se coloca en medio en la violencia vicaria: “las retienen por medio del dinero, frases como no sabes trabajar, no te voy a dar dinero o no sabes hacer nada, hacen que no puedan salirse”.

La activista vivió en carne propia dicha violencia en su casa, a raíz de diversas violencias tuvo que salirse de su hogar sin ropa, dinero ni cosas.

“Me quitaron hasta mis tarjetas. Las mujeres ven cómo le hacen. No son la mayoría, pero gran parte de los hombres que ejercen violencia son personas influyentes o personas con dinero, esto hace que puedan repartir dinero”, dijo.

Herrera Martínez explicó el factor sobresaliente del dinero utilizado por parte de los padres para comprar juzgados o donde se requiera, con el fin de quedarse con la patria potestad de los menores.

“Está super fuerte el tema del dinero, por eso es importante atacar también ese factor, luchamos mucho”, añadió.

Invitación

La activista invitó a todas las personas que conocen a alguien víctima de violencia vicaria acercarse al grupo, recalcándoles que no están solas y están dispuestas a apoyar y acompañar.

“A mí me hubiera encantado que desde el día uno en el que yo tuve que salirme de mi casa y enfrentarme a esto, hubiera tenido alguien que me entendiera y apoyara. Pero desafortunadamente no fue así. Pero insistirles que aquí estamos mujeres dispuestas a apoyarlas”, añadió.

Insistió en que los victimarios nunca actúan solos; principalmente son apoyados por su familia.

Grupo

Adriana Herrera es víctima de la mencionada violencia y también de tentativa de feminicidio. Hace nueve años sufrió su primer delito, pero desconocía su nombre y que era una falta, por lo que fue separada de sus hijos.

“Mi violentador es el papá de mis hijos, por actos injustos y demás. Comienzo a hacer mi vida acá en Tuxtla; yo vivía en Comitán y mucho tiempo creía que era normal porque cuando yo iba a las fiscalías para hacer denuncias me decían pues que no procedían”, declaró.

La víctima, pese a sentirse frustrada por la nula actuación de las autoridades estatales, comenzó a estudiar el tema e identificar si existían más casos en la entidad. “Una persona me invitó a un foro, por ello conozco a más mamás violentadas y sentir lo que viven”.

Hoy dicho grupo de víctimas junta a más 90 personas, aunque existen muchas más.