“Dios camina con su pueblo”, dice Iglesia católica

Dios camina con su pueblo, es la afirmación que manifiesta la iglesia católica en relación a las personas en contexto de movilidad.

La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), por medio de la Dimensión Episcopal de la Pastoral de Movilidad Humana (DEPMH), expresó su preocupación ante, “la política migratoria del estado mexicano. La tardanza en la entrega de documentos, de manera particular, las tarjetas de visitante por razones humanitarias y de residente permanente; así como la falta de recursos para atender adecuadamente a las personas solicitantes del reconocimiento de condición de refugiado, generando situaciones de precariedad e inseguridad”.

Lo anterior, teniendo como marco el pasado Día Mundial de las Personas Refugiadas, que se conmemora cada 20 de junio.

Cifras

De acuerdo a la información proporcionada por la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), desde el año 2019, se ha registrado un incremento significativo en las solicitudes de refugio en Chiapas.

Para el año 2021, se presentaron casi 130 mil solicitudes y en 2023, cerca de 141 mil.

En tanto que en el sexenio actual, se reveló que se han admitido cerca de 400 mil solicitudes de refugio, de las cuales alrededor de 110 mil personas han sido reconocidas oficialmente como refugiados.

En este contexto, la institución religiosa afirmó que las condiciones de las personas solicitantes de la condición de refugiado es una realidad que nos interpela como sociedad e iglesia.

Según datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), más de 100 millones de personas en todo el mundo han sido desplazadas por conflictos, persecuciones y violaciones a sus derechos humanos.

Puede desestimarse que México se haya sido convertido en un país de tránsito y destino para muchas personas migrantes y refugiadas que buscan un futuro mejor.

Ayuda

De igual manera, el organismo religioso manifestó que continuará apoyando a las personas migrantes y refugiadas, brindando asistencia y acompañamiento en su proceso de integración.

“Nos comprometemos a seguir alzando la voz en defensa de los derechos humanos y a fomentar una cultura de encuentro y acogida. Creemos firmemente que cada persona, independientemente de su origen o estatus migratorio, son hijos e hijas de Dios y merecen ser tratado con dignidad y respeto”, señalaron.