Docentes: guardianes y guías de la palabra

Docentes: guardianes y guías de la palabra

Cada 5 de octubre, el mundo reconoce a quienes con paciencia, ternura y disciplina sostienen la raíz de las sociedades: los docentes.

En Chiapas, tierra de lenguas ancestrales, la figura del maestro adquiere un sentido aún más profundo: no solo enseña a leer y escribir, sino que traduce el conocimiento a tsotsil, tseltal, zoque o chol, para que la palabra florezca en cada niño y niña.

Por veredas

En algunas comunidades rurales, muchos caminan horas entre veredas y ríos para llegar a sus aulas improvisadas.

Ahí, con pizarras gastadas o con el suelo mismo como cuaderno, siembran letras que se vuelven esperanza.

En las ciudades enfrentan retos distintos: aulas repletas, recuerdos limitados y un sistema que muchas veces los deja en la sombra. Aún así, su voz marca caminos.

El Día Mundial del Docente, proclamado en 1994 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), no solo celebra una profesión, sino la resistencia y vocación de quienes, en Chiapas, sostienen la educación como un acto de justicia.

Cada clase impartida es un acto de siembra; cada alumno que aprende, una cosecha colectiva.

Hoy, más que flores y discursos, los maestros reclaman condiciones dignas, respeto a su labor y reconocimiento a su esfuerzo silencioso. Porque en sus manos está la memoria viva de un pasado complicado y la posibilidad de un futuro más justo.

Ellos son los guardianes del conocimiento, los que, a pesar de la adversidad, siguen construyendo puentes entre mundos, por tal razón en Chiapas se recuerda que sin ellos no hay futuro posible: los docentes son la voz que aguanta a la desigualdad, la memoria encendida que nunca se apaga.