En su mensaje dominical, el obispo de Tapachula, Jaime Calderón Calderón, expresó lo doloroso y lamentable que es ver la desesperación de los migrantes, su rabia contenida ante la frustración y los engaños del Gobierno Federal, misma que toma rostro de protesta, bloqueos y desorden, pero sin que ellos piensen en las consecuencias, en su situación de vulnerabilidad y aún más afectando a los propios hermanos que les han tendido la mano. 

Expuso que el éxodo migratorio de países con problemas económicos pero contenido en Tapachula, se va mostrando día a día como una realidad exigente, urgente y compleja que se tiene que ir viviendo con seriedad, tranquilidad y espíritu cristiano. 

El líder católico dijo que duele ver el sufrimiento de tantos migrantes hacinados en Tapachula, muchos de ellos padeciendo los abusos de quienes les prestan algún servicio. 

Reiteró que duele ver a los hermanos migrantes caminando por las carreteras bajo un sol calcinante y en algunos poblados costeros esperando que se le traslade hacia el interior del país, (como hicieron con otros el pasado martes) y esperando cumplir así la búsqueda de mejores condiciones de vida para ellos y su familia. 

“Nos duele ver a tantas madres de familia migrantes, que cuidando de sus hijos van sufriendo con el corazón lleno de esperanza; nos duele el sufrimiento de la familia de nuestra hermana haitiana que la madrugada de ayer fue atropellada y murió de camino a Mapastepec”, abundó. 

Agradeció a las familias parroquiales que con la valentía que solo viene de Dios no se han rendido en todos estos años en el esfuerzo de ofrecer a los migrantes lo poco que tienen, y “es que este gesto de amor fortalece, humaniza y los hace más cristianos”.