Don Ernesto, el abuelo errante de los cupcakes

Con toppers y bolsa en mano, don Ernesto Meza camina entre cinco y 10 kilómetros diarios a sus 76 años para entregar y vender sus “Cupcakes hechos con amor”. La mañana del dos de octubre de 1968, estuvo en Tlatelolco. Vive en Tuxtla Gutiérrez desde hace 30 años, y llama a los jóvenes a estar preparados para tener más oportunidades en la vida.

Sus productos y él se han hecho virales en redes sociales, las visualizaciones se contabilizaron en cientos de miles, debido a su peculiar forma de vender sus pastelillos, los cuales se encuentran en Facebook como Cupcakes del Abuelo.

“Yo creo que con la ayuda de Dios, no hay ninguna otra explicación; empezamos a conectar con gente que maneja redes y luego entrevistas en televisión, primero en TV Azteca, luego en Alerta Chiapas, hasta terminar, grandiosamente en el Cuarto Poder”, expresó.

Génesis

Originario de la Ciudad de México, Don Ernesto es egresado de la Universidad Iberoamericana, tiene una licenciatura en Relaciones Industriales y ocupó diversos cargos importantes en el Gobierno del Estado y Federal.

Fue coordinador del Comite´ de Planeacio´n para el Desarrollo Municipal (Copladem), y en el Gobierno Federal laboró como supervisor.

Su negocio Cupcakes del Abuelo, hizo un año en junio; la pandemia fue uno de los motores. Con 30 años de estar viviendo en Tuxtla Gutiérrez, por edad avanzada no le renovaron el contrato y empezó a crear negocios; algunos no funcionaron.

“Estuvo tan fuerte la situación que tuvimos que emigrar a Oaxaca, ahí conocimos y aprendimos esto; y una vez conocido y aprendido, dije: vamos a devolvernos a Tuxtla a intentar y ha sido realmente viral el asunto”, declaró.

Los pastelitos los hace su esposa, aprendió en Oaxaca, donde tomó un curso importante de repostería.

“Mi esposa es una mujer maravillosa, yo creo que me saqué la lotería y el premio mayor con ella, es increíble en todo sentido: es muy joven, es muy bonita y además una gran gran gran mujer”, dice don Ernesto con alegría y algunas lágrimas en los ojos.

Camina de “5 a 10 km diarios en las vueltas” y prefiere “estar mil veces haciendo esto, que estar sentado o acostado”, declaró su esposa.

Movimiento del 68 

“Yo en la mañana del dos de octubre estuve en Tlatelolco, por nada y me toca, fue una época muy interesante, además de mucha historia, mucha escuela y mucho aprendizaje”, compartió don Ernesto.

Con una conciencia amplia a sus aproximadamente 30 años, y como buen chavo de la época, Ernesto fue partidario del Movimiento Estudiantil de 1968. Un “movimiento que comenzó a crecer y crecer y en el que nos involucramos estudiantes, organizaciones civiles y movimientos de izquierda”, agregó.

Sostiene que el gobierno mexicano dejó crecer mucho el movimiento: “tengo conocimiento de que faltaban 10 días para la inauguración de las Olimpiadas de México, y resulta que hubo un ultimátum para el presidente Díaz Ordaz por parte del gobierno de Estados Unidos, le dijeron o tranquilizas este movimiento o mañana entra el ejército de los Estados Unidos a aplacar”.

“Con la presión, no sé si atinada o equivocadamente, se tomó la decisión, ni siquiera lo tomó, según supe, el presidente Díaz Ordaz”.

“Él había sido agredido y baleado; estaba herido en Guadalajara y muy mal; entonces la decisión la toma Luis Echeverría, que en aquel entonces era secretario de Gobernación; pero Díaz Ordaz se responsabilizó de la cuestión de la decisión”, dijo.

“Yo creo que con el paso de nuevos gobiernos la gente se fue enfriando; pero también creo que en este momento está resurgiendo la politización de la gente. Un ejemplo, son los estudiantes de derecho que están contra la Reforma al Poder Judicial”, comentó.

Juventud

Don Ernesto hace un llamado a la juventud, sostiene que “lo fundamental es prepararse. Entre más preparados más oportunidades hay en la vida”.

“La gente piensa que no es necesaria la preparación y yo creo que es fundamental, aunque se dediquen a otra cosa, un ejemplo es mi caso, yo soy y fui profesionista, hoy estoy vendiendo cupcakes y estoy tan orgulloso de venderlo como ustedes no se imaginan. Prepararse, trabajar y ser productivos, eso es lo importante”.

A sus hijos les dedica unas palabras “los amo, de alguna manera he puesto todo lo mejor de mi parte para prepararlos lo más que he podido y hasta donde he podido, sigan adelante con el mismo ejemplo, con los valores de rectitud y honestidad para ser hombres y mujeres de bien” concluyó.