Doña Zenaida, promotora de una ciudad llena de flores

Tuxtla Gutiérrez en los últimos 30 años ha consolidado la pérdida de casi el 90 por ciento de su capa vegetal original, en su mayoría debido al avance de la mancha urbana, fenómeno que ha disminuido las áreas verdes a cambio de duros cementos.

Oscar Farrera Sarmiento, director del Jardín Botánico “Dr. Faustino Miranda”, en su momento comentaba que es necesario reconsiderar proyectos que incentiven la creación de espacios verdes para la capital, ya que esto podría contrarrestar el avance de la urbanización. Al mismo tiempo, invitó a la ciudadanía a construir su propio huerto dentro de su departamento u hogar.

En este punto, ante la pérdida de los espacios verdes y el olvido en la siembra de árboles propios, Doña Zenaida Gumeta Espinoza, aparece con una función vital como lo es ser vendedora de flores y una motivadora para la siembra de plantas y árboles.

Con más de 22 años como vendedora dentro del Mercado San Juan, Doña Zenaida ha sacado adelante a su familia con la venta de plantas originarias de la región.

Esta señora, de 63 años, expresa que lo más bonito de vender flores es sin lugar a dudas el que clientes regresen con ella para platicarle acerca del crecimiento de la rosa, gardenia, palo de limón o naranjo.

“Todo se vende, lo más bonito es ver a las flores aparecer con belleza. Ahora tengo varias, todas son de producción local. Se vende más en esta temporada el limón o la naranja, pero en general todas las flores se venden”, dijo.

Dona Zenaida, tiene a la vista al menos 50 especies diferentes de plantas, entre ellas destacan las de uso medicinal como el romero, ruda o albahaca. También las plantas típicas usadas como sazonadores: tomillo, orégano o hierbabuena.

“Gracias a Dios, todo lo que saco de aquí me sirve para mi comida. Tuve cinco hijos, hice lo que pude para sacarlos adelante durante estos 22 años”, mencionó.

La vendedora se sienta a platicar al atender a sus clientes, les comenta cuales son los cuidados necesarios para cada tipo de planta, les detalla si son de sol o de sombra, si necesitan mucha o poca agua.

“Las plantas son naturales, nos dan mucha vida, lo que urge es que se reproduzcan, atraen mucha buena energía. Al ver una rosa reventada te alegra el corazón, seguro te alegrarás de ver o bien como tu palo de limón ya tiene frutos. Te da alegría”, añadió.

Doña Zenaida, reconoce que esta labor no es para hacerse rico, sin embargo, busca que con esta actividad se preserve un legado de vendedoras y vendedores de flores, plantas y árboles quienes hicieron por décadas anteriores la vegetación que podemos ver ahora.

“Me da una gran armonía, tengo flores de 20 hasta los 210 pesos. La sociedad se ha hecho muy consumista, por ejemplo, en un año pueden cuidar y tener frutos de limón o naranja, pero por no plantarlas y cuidarlas preferimos ir a los súper mercados para comprarlas y nos salen muy caras. Todo lo queremos comprar”, finalizó.