Donde los muertos permanecen 8 días

“Todos estamos esperando a que llegue ese gran día, es que los zoques aún somos muy tradicionalistas y cuidamos esa costumbre ancestral que es una herencia”, subrayó el profesor Luciano Vázquez Pérez, al relatar la peculiar forma en que se celebra la festividad de “Todos Santos” en la región zoque.

El cronista aclaró que la mayor parte de la población de Copainalá es católica, y como tal, está preparándose para recibir a sus difuntos. Cuenta que las celebraciones comienzan desde el día 31, es decir, “el día de las almitas”, donde a las 12:00 del día las familias que perdieron a un menor de edad, comienzan a colocar los altares, esperando su visita.

“El día primero, a las 12:00 del día, retumban las campanas, los triques, los cuetes, todas las casas celebran el que estén entrando las almas”, explicó el promotor.

Describió que es en ese momento que comienzan a prender las veladoras y a terminar de hacer los últimos arreglos de los altares, con las peculiares flores amarillas y moradas.

Los altares, dijo, tienen el toque zoque con sus sahumerios, las hojas de pimienta, hojas blancas, moradas, y hay familias que hacen un somé, “se hacen también arreglos con flores autóctonas que salen a buscar la gente para ese gran día”.

Para la tarde y la noche “comenzamos a poner la comida que le gustaba a nuestros difuntos, sus bebidas que saborearon; todo es una gran muestra gastronómica en cada hogar”, dijo el profesor.

“A la una, dos o tres de la mañana va bajando la gente de las comunidades a prender su veladoras al panteón; recrean un escenario maravilloso que ilumina el cielo con tantas velas”, agregó.

Antes del amanecer del día dos, las personas de las comunidades ya se han retirado de velar en el panteón, dando entrada a lo que el cronista describe como una gran fiesta que fusiona lo autóctono con lo moderno, pues llegan las personas con sus grabadoras, a la vez que músicos tradicionales, con tambores y flautas, para tocar sus melodías.

También destacó que una de las tradiciones más arraigadas en el municipio es la “celebración de la octava”, la cual consiste en que “a los ocho días volvemos a ir al panteón a despedir a los muertos porque ya se van a ir nuevamente”, recalcó.

Explicando que es después de este periodo de tiempo que comienzan a retirar los altares, pues se cree que durante toda la semana los difuntos acompañan a sus familiares en la cotidianidad del hogar.