¡El altar zoque no existe!

La fruta, la palma, las flores y la fe, son los principales elementos de los altares zoques. Cortesía Juan Álvarez / CP
La fruta, la palma, las flores y la fe, son los principales elementos de los altares zoques. Cortesía Juan Álvarez / CP

Juan Ramón Álvarez, estudioso de la cultura zoque, explicó que este grupo poblacional es de los más representativos en el Sureste de Mexico, aunque no debería buscarse un altar del Día de Muertos específico, pues en realidad estos espacios de ritual son una sincretización entre la cultura prehispánica y la posterior llegada de los dominicos.

Por ello, dijo que el altar zoque, totalmente apegado a la cultura original no existe, lo que si se tienen son altares domésticos que han transitado a través del tiempo con elementos regionales, en muchos casos apegados a la agricultura y comercio, que es el origen de esta etnia.

Pueblos zoques

Recordó que en Chiapas aún existen unos 30 municipios de origen zoque, además de unas ocho variantes de esta civilización en las regiones de los valles que se extienden hacia Oaxaca, Veracruz y Tabasco.

Estos pueblos zoques, cuyo vocablo significa “los que comen caracol”, tienen por origen la dispersión poblacional, el comercio, agricultura y están presentes en las festividades contemporáneas que identifican a toda la región.

Estas características, además de la llegada de la conquista religiosa, generó que no se tenga un altar icónico u original de la cultura zoque, sino una mezcla entre el papel de la religión, particularmente la visión de los dominicos y las culturas populares.

Estas pueden cambiar por cada pueblo, cada región, o persona tiene una versión de la cultura zoque, situación generada por el sincrético de todos los escenarios.

Elementos frecuentes

Por esta razón no se debería buscar un altar zoque, pues aunque ciertamente existen elementos frecuentes como el maíz, la caña, las flores, el tejido y otros elementos, no existe un registro canónico, por lo que recomendó vivir las tradiciones como memoria colectiva, para tratar de preservar la cultura local.

Y es que previo a la llegada de los conquistadores, el pueblo local tenía sus propias advocaciones, pero hacia el sol, el jaguar o otros elementos precolombinos, no apegados a la visión contemporánea.