¡El antiguo “Parque Madero” ha resucitado!

Hoy como ayer, los tuxtlecos nuevamente tenemos la oportunidad de realizar paseos o excursiones campestres en el antiguo Parque Madero como antaño: admirar la naturaleza, aspirar el aire limpio, escuchar el alegre canto de los pájaros, hacer recorridos a pie por las serpenteantes veredas del jardín botánico o estudiar para los exámenes en las frescas, pero tranquilas bancas campestres; irse a refrescar a la antigua alberca pública “Francisco I. Madero”, disfrutar los diversos juegos infantiles (la rueda de la fortuna, los caballitos, avioncitos, lanchitas y carritos) o los ricos raspados de crema con plátano. A la vera del camino se hallan muchos árboles de mango.

En este amplio espacio, tranquilo y fresco, los niños de ahora podrán disfrutar nuevamente –los sábados y domingos- juegos infantiles de épocas pasadas, como “La gallina ciega”, “A la víbora de la mar”, “A las escondidas”, “Arroz con leche”, “La rayuela”, “Campanita de oro”, “De cuerda”, “Del aro”, “De encantados”, de arranca repollo, burro al hoyo, carrera de encostalados o volar papalote; jugar yoyos, baleros, canicas o trompos. Al recorrer los más de cuatrocientos metros lineales de la calzada de los Hombres Ilustres, espacio amplio de cultura, recreación y diversión, nos encontraremos con el Centro de Convivencia Infantil (1982), el Instituto Botánico del Estado (1949), el Jardín Botánico “Dr. Faustino Miranda” (1949), el Museo de Historia Natural (1951), el Museo de Paleontología “Eliseo Palacios Aguilera”, el Museo Regional de Chiapas (1982), el Planetario “Jaime Sabines Gutiérrez”, 2012, el teatro al aire libre Bonampak y el Teatro de la Ciudad “Emilio Rabasa” (1982).

Las familias tuxtlecas nuevamente podrán disfrutar los raspados de hielo de fresa o de crema con plátano, los pinitos y las aguas de coco, el tascalate y el pozol blanco o de cacao, las Coca-colas “de a veinte y de a treinta centavos” según el tamaño; las paletas y las nieves de antaño, los manguitos verdes con sal y chile y las naranjas peladas, los chicharrínes con salsa Valentina y los coloridos algodones de azúcar.

A finales del siglo XIX se intentó crear en esta zona arbolada el Paseo Campestre “Joaquín Miguel Gutiérrez”, pero por falta de presupuesto se pospuso la obra. Sin embargo, fue una zona muy arbolada, con mucha agua, particularmente en las pozas del río Sabinal en donde los jóvenes y niños llegaban a nadar. En la crónica titulada: “Un día en Tuxtla, 1910”, el Dr. Fernán Pavía nos dice: “Hermoso paseo con muchos árboles de mango y un gran chorro de agua vertiente muy limpia, que forma una preciosa poza en el arroyo Sabinal; todo el lugar lleva el nombre de Joaquín Miguel Gutiérrez y la capital lleva también ese apellido Gutiérrez en homenaje, por haber sido el lugar de nacimiento de ese patriota mártir del federalismo, a quien se le levantará pronto un monumento con su efigie… Después de tomado el desayuno, servido por el Gobierno, los viajeros caminaron hacia el oriente norte, para pasar el río y entrar al paseo Joaquín Miguel Gutiérrez, donde los niños, jóvenes y una que otra dama, paladearon las delicias del mango tierno con cachito, que es pepita de calabaza y tempenchile tostados y molidos con sal” (Crónicas Tuxtlecas, 2015).

Los abuelitos tuxtlecos de hoy exclaman con nostalgia: “¡Ah, burro!, cómo ha pasado el tiempo”. Muchos de ellos, durante largo tiempo, tuvieron fresco en la memoria aquel inolvidable domingo 26 de abril de 1908, fecha en que don Ramón Rabasa, gobernador del estado, y don José Inés Cano, presidente Municipal de Tuxtla Gutiérrez, inauguraron con gran alegría y emoción el “Parque del Ayuntamiento” (en la esquina que formaba la 5ª. Avenida Norte Oriente y 11ª. Calle Oriente Norte), ante la presencia de cientos de tuxtlecos que se dieron cita esa mañana. Los habitantes de la ciudad de Tuxtla Gutiérrez contaron por primera vez con un “paseo” campestre con juegos infantiles y refresquerías. Fue tanta la asistencia de excursionistas en sábados y domingos que el gobierno del estado mandó a construir un escusado público (retrete o letrina) en la margen izquierda del río Sabinal (1919). Con el tiempo, en 1915, se construyó formalmente el puente “Madariaga”, en memoria del exprefecto don Pedro José Madariaga (en la esquina que forma la 5ª. Avenida Norte y la 5ª. Calle Oriente, entrada al parque campestre), en sustitución del antiguo puente de madera de 1899 que daba acceso al paseo del mangal o paseo campestre “Joaquín Miguel Gutiérrez”; y el antiguo “Parque del Ayuntamiento” fue denominado parque “Francisco I. Madero”, en memoria del ilustre héroe mexicano Francisco I. Madero, caudillo de la Revolución Mexicana de 1910. En este mismo año de 1915, se construyó una calzada de terracería como una prolongación de la 5ª. Avenida Norte Oriente, de la 5ª. a la actual 11ª. Calle Oriente (para comunicar al recién reinaugurado parque “Francisco I. Madero”), con el nombre de calzada “Aquiles Serdán”.

Nuestros abuelos también recordaban que en 1944 fueron reforestadas las márgenes del río Sabinal, habiéndose beneficiado con árboles frutales el parque Madero. Que en 1948 se construyó un puente sobre el río Sabinal en la nueva calzada “Emilio Rabasa” (hoy 11ª. Calle Oriente Norte, entrada oriente al parque Madero). Que en 1952 el gobernador del Estado informó: “En esta ciudad de Tuxtla Gutiérrez se pavimentó la calzada “Francisco I. Madero” en el Parque de igual nombre; terminamos la construcción del Parque Infantil “Mariano N. Ruiz” y se hizo una ampliación en la capacidad del Teatro al Aire Libre “Bonampak”, inaugurado el año anterior (1951)”. Que en 1964 el gobernador del estado, Dr. Samuel León Brindis, mandó a pavimentar la calzada “Aquiles Serdán” (conocida también como calzada Madero) y la reinauguró con el nombre de calzada “Francisco I. Madero”.

En ese tiempo, las marimbas “La Poli de Tuxtla” y la “Seguridad Pública” amenizaban el teatro al aire libre Bonampak, luciendo su amplio acervo musical: “Las Chiapanecas”, “Ferrocarril de los Altos”, “Soy Buen Tuxtleco”, “Vals Tuxtla”, “Palillos Chinos”, “Silverio Pérez”, “Nereidas”, entre otras. Que en 1980 el gobernador Juan Sabines Gutiérrez mandó a remodelar esta calzada y la reinauguró como “Calzada de los Hombres de la Revolución”; sin embargo, el pueblo la llamó popularmente “Calzada de los Hombres Ilustres”, por haberse colocado los bustos de los hombres ilustres de la Revolución Mexicana.

Señoras y señores: ¡El antiguo “Parque Madero” ha resucitado! El Tuxtla de añoranza de principios del siglo XX recobró su vida. Los recuerdos del otro Tuxtla se hacen realidad. Hoy los tuxtlecos enseñan el rostro bonito, agradable, de la ciudad. La Calzada de los Hombres Ilustres de la Revolución fue remodelada y el 20 de mayo de 2017 fue reinaugurada con el nombre de Calzada de los Hombres Ilustres, como ya lo conocía popularmente el pueblo. Sin embargo, el 6 de diciembre del 2017, a petición de diversos grupos feministas y por acuerdo de Sesión de Cabildo se autorizó el cambio del nombre de la “Calzada de los Hombres Ilustres” por el de “Calzada de las Personas Ilustres”.

Niños, jóvenes y adultos, ¡familias tuxtlecas!, venga, vengan, ¿quieren pasar una mañana o una tarde feliz? Visiten la Calzada de las Personas Ilustres.