El arte de la taxidermia, un oficio multidisciplinario

El arte de la taxidermia consiste en brindar a los animales muertos una apariencia de estar vivos. Se le antepone el concepto artístico debido a que el taxidermista debe contar con conocimientos artísticos y científicos, como son de dibujo, diseño, pintura, anatomía, biología, química, entre otras.

Es una actividad relacionada con el disecado de animales, pero muy distinta a ésta. La diferencia entre uno y otra, es que el primero se ocupa únicamente de retirar la piel de algún ejemplar y ensamblarla sobre un cuerpo de espuma de poliuretano moldeado a exactitud del animal en vida.

La segunda consiste en sacar las vísceras del animal y rellenar el cuerpo con distintos químicos, entre ellos cloroformo. Además, los procesados con la taxidermia pueden perdurar hasta 60 años o más.

Pedro López González es actualmente jefe del área de taxidermia del Zoológico Miguel Álvarez del Toro (ZooMAT). Desde hace 20 años ha fijado la postura permanente de distintos animales muertos en el recinto natural.

Un conocimiento que heredó de su padre y éste a la vez la adquirió de Miguel Álvarez del Toro, quien introdujo dicha técnica al estado hace más de 50 años.

Por ello, Pedro López ha trabajado con miles de ejemplares, entre los que destacan jaguares, pumas, monos, tapires, cocodrilos, iguanas, serpientes, águilas, cotorras y muchos más.

“La taxidermia se basa en distintos pasos, como el desollado, curación de la piel, escultura y montaje. El proceso comienza con quitar la totalidad de la piel del ejemplar a tratar”, señaló López González.

Este primer paso es el más importante, ya que al retirar la piel del animal se debe evitar lesionarla con agujeros, de lo contrario ya no sería útil. Aquí se requiere de un pulso en la mano impecable, ya que un mínimo movimiento en falso podría desgarrar.

En el segundo paso se usa sulfato de aluminio para que la dermis no se “eche a perder”, se remueven los restos de grasa y otros del animal, sin embargo, las cantidades a emplearse deben ser medidas exactas, porque de excederse la piel terminaría quemada.

“Dependiendo del peso de la piel es la cantidad del químico a emplearse, por ejemplo, la piel de un jaguar adulto pesa aproximadamente 28 kilos, entonces se debe utilizar 80 gramos de sulfato de aluminio por cada kilo de peso”, agregó López González.

En este mismo paso la epidermis es puesta sobre una tabla de remoción y junto a un cuchillo especial se retiran los restos orgánicos de la piel cuidadosamente. El tiempo de esta acción dependerá del tamaño de la piel. Como puede ser de un día o tres.

“El siguiente paso consiste en hacer un cuerpo artificial a base de espuma de poliuretano, el cual se crea mediante la combinación de dos líquidos de vaciado denominados A y B. Deben vestirse cantidades exactas, de lo contrario el molde nunca secará”, puntualizó.

Sobre los bloques de espuma recién elaborados, el taxidermista dibujará la silueta del cuerpo entero del animal, la cual fungirá como relleno del próximo ejemplar a disecar, un paso donde se exponen las cualidades como dibujante.

El cuerpo de espuma de poliuretano debe quedar con medidas en manos, pies, cuello, cabeza, de manera exacta, para que la piel sustraída quepa sobre el molde de manera perfecta.

“Para realizar los moldes nos tenemos que apoyar de fotografías y saber del comportamiento del animal dentro de su hábitat, para así poder fijarlo en alguna postura”, añadió López González.

Actualmente el ZooMAT cuenta con cientos de ejemplares disecados por medio de la taxidermia. Algunos se remontan a los tiempos de don Miguel, elaborados por él mismo.

Solamente este zoológico alberga alrededor de 500 ejemplares guardados (no exhibidos), aunado a aquellos que se encuentran a la vista del público, entre los que destaca un cocodrilo hembra de cuatro metros de longitud, presuntamente la hembra más grande de su especie en el mundo. También se halla un ejemplar de jaguar negro, un puma, un águila arpía.