Una de las prácticas artísticas que está catalogada dentro de las bellas artes es la escultura, la cual convive con la música, la pintura y otras disciplinas afines. Esto por su inherente propósito de expresar la belleza a través de modelar, tallar y esculpir figuras en volumen de diversos materiales.
El escultor no solo crea formas con dimensiones, también conforma y define espacios, tal como lo hace el menestral Daniel Alejandro Molina Flores.
El estudiante de la carrera de Artes Visuales, en la Unicach, se enfoca al arte blasfemo, cuyas esculturas siniestras y funestas se salen de lo común y no son tan fáciles de encontrar.
Avistamiento artístico
“En el Estado de México fue mi primer acercamiento con el barro y la plastilina. Al mudarme a Chiapas ingresé a la academia Visualizarte, donde aprendí a elaborar máscaras de látex, esculturas y otras técnicas”, comenta Dani.
Entre sus piezas más representativas se encuentra la imagen del Divino Niño Jesús, pero con el cuerpo y rostro del macho cabrío; Teletubbies convertidos en monstruos con cuerpos amorfos, así como Hello Kitty convertida en una especie de 100 pies con expresión aberrante, entre otras figuras.
Apreciación
Es importante destacar que el arte no siempre es hermoso y alegre, sino que tiene su lado oscuro y tenebroso, capaz de cambiar la apreciación de la gente. “Son tiempos diferentes; las personas están mucho más abiertas y saben que esto no es real, son representaciones, y cada quien le otorga el significado que quiere”, finaliza.