El Gigantillo cargaba un peso de kilo y medio. Gigantón, más de siete. El Venado, unos 12 kilos. Todos danzaron el Calalá durante más de una hora. Sobre los hombros de todos descansa el gran peso de la responsabilidad de preservar la cultura y tradición en Suchiapa, sede del 66 Congreso Nacional de Maestros de Danza Folclórica.
Con puntualidad inglesa, los danzantes ingresaron al recinto del Santísimo Sacramento del Altar. Tras el breve rezo, los Tigres salieron al atrio, seguidos de los Chamulas que gritaban “jule jule”.
La procesión llegó a la explanada frente a la Presidencia Municipal, desatando la algarabía de los presentes (más de 500), entre habitantes, visitantes nacionales y extranjeros (de Francia, Canadá y Estados Unidos).
Los Tigres escondían su cola, levantaban el rostro y las garras. Los Chamulas golpeaban al Venado con sus garrotes.
Gigantón y Gigantillo se mantenían cercanos, casi con el mismo paso.
Tras 20 minutos de danza, con un derroche de energía, vino una pausa breve. Los Chamulas se hidrataban con tequila, servida en un vaso de madera de palo de momo. Es la tradición en Suchiapa.
Risas al por mayor entre los danzantes y los asistentes. Los Chamulas gritaban expresiones chuscas que inundaban de alegría a los presentes.
La música de tambor y carrizo reinició y con ella la danza del Calalá. Los Tigres se movían casi en el mismo lugar, siempre escondiendo su cola. Los Chamulas los acosaban a ratos. Luego hacían lo propio con el Venado.
Un Chamula se cayó. Lo tomaron entre dos, lo llevaron a la orilla, lo acostaron boca abajo y el Venado lo azotó con el fuste de cuero.
Más tarde otros tres caerían y recibirían cuatro, seis y 12 azotes, respectivamente.
“Hey te pasaste por uno. Vos ya querés peleá. Solo porque tas grandote no te sueno”, le dijo el Chamula al Venado y todos rieron.
Durante más de una hora la danza y las risas infundieron alegría a los presentes.
La danza del Calalá es de origen Prehispánico. La danza se usaba para espantar al mal y pedir una buena cosecha. Producto del sincretismo religioso, y de manera ritual es escenificada el día de Corpus Christi (Santísimo Sacramento del Altar) en el pueblo de Suchiapa.
Los danzantes se veían agotados, pero satisfechos. El tequila se acabó. Un reportero llevaba un refresco de cola en el chaleco. Un Chamula lo vio y se lo quitó. Todos rieron.
Al finalizar la danza, se reconoció el apoyo brindado por las autoridades locales.
El presidente de la Asociación Nacional de Maestros, Francisco Javier Sánchez López, dijo: “Si hubiera más presidentes municipales como Paty y más regidores como Ranulfo, la cultura y tradición tendría más auge. Son personas que han impulsado este evento”.
Se refería a la alcaldesa Norma Patricia Grajales Pola y el regidor Ranulfo Llaven Abarca.
Aprovechando el ambiente de fiesta con motivo del 66 Congreso Nacional de Danza, los Chamulas y el pueblo, pidieron el registro de la Danza del Calalá, como auténticamente suchiapaneco. “Muchos lo han imitado y se adjudican el derecho”, dijeron.
Llenos de júbilo, todos reconocieron la autenticidad de la danza de Suchiapa. Y todos corearon: “¡Viva Suchiapa!”.
El regidor Ranulfo Llaven Abarca, dijo que sin duda este registro será una realidad, muy pronto. E invitó a los visitantes locales, nacionales y extranjeros a visitar Suchiapa, un pueblo mágico, con una cultura y tradición ancestral.