El día que Jesucristo entró a Jerusalén

“Mover las palmas es fácil, pero dejar que Jesús entre en nuestro corazón es más dicil, acompañemos a Jesús y dejemos”, expresó el arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, Fabio Martínez Castilla, antes de ingresar a la Catedral de San Marcos previo a la celebración de la misa de Domingo de Ramos, que conmemora la llegada de Jesucristo a Jerusalén.

Ante un centenar de católicos, la colorida celebración de procesión se llevó a cabo al frente del templo, justo debajo de la cruz del parque de San Marcos.

Antes de la procesión de ingreso al templo, el líder religioso expuso: “El señor Jesús se manifiesta, él todo lo conoce y está decidido a ir a la cruz por nosotros, pero a mí me llama la atención lo del burrito, no sé por qué, porque dijo el señor vayan ahí a donde está el burrito, desátenlo, no ha sido montado todavía y si les preguntan, ¿por qué lo desatan?, díganles que el señor lo necesita y yo me veo así, porque el señor me necesita”.

Cabe destacar que el Domingo de Ramos conmemora la entrada de Jesucristo a Jerusalén, acto con el cual se da inicio formal a la Semana Santa, la celebración cristiana que se realiza cada domingo previo a la Pascua.

En las afueras del templo de San Marcos también se puede encontrar a pobladores de la comunidad de Aguacatenango, Venustiano Carranza, quienes ofertan las palmas que colectan a lo largo de los últimos días en las áreas de bosque de su lugar de origen.

El señor Agustín Juárez refiere que aprendió desde niño a hacer el tejido, como una herencia de sus padres, y esta práctica la ha enseñado a sus hijos y estos a sus nietos.

Bajo el sol del mediodía, comenta que los costos del tejido en forma de cruz son poco valorados, puesto que sólo cobran 10 pesos por cada uno, pero algunas personas quieren pagar tan sólo cinco pesos.

La mayoría de los hombres de Aguacatenago se dedican a las labores del campo, en tanto que las mujeres son en su mayoría artesanas y confiesan que sólo vienen a Tuxtla a ofertar sus “ramas” como parte de la tradición y el respeto que tienen por sus antepasados, porque la inversión de venir a Tuxtla Gutiérrez es más costosa que lo que logran obtener como ganancias.