El éxtasis de la arrechura

Dos horas en pleno baile, los chinchines de aquí para allá, y otros tomando hasta licor de caña, algunas más tomadas que otras, pero todas con la intensión de tener un día inolvidable.

Si bien La Chuntá sale en grupos masivos, seguramente cada hombre se siente observado porque está usando maquillaje, pestañas postizas, falda larga y blusa al hombro.

Soldadores, carpinteros, albañiles, maestros y demás, son el perfil de masculinos que bailaron en honor a San Sebastián Martín en el marco de la Fiesta Grande de Enero.

Pandilla

Desde la casa de Esther Noriega Molina, mejor conocida como la “Tía They”, chiapanecos de Chiapa de Corzo y de otros municipios del estado se dieron cita para ponerse una falda, maquillarse y vivir el éxtasis de la arrechura.

Esto es un fenómeno que desafía la heronormatividad, de La Chuntá, que representan, según la tradición, a los sirvientes de Doña María de Ángulo. Historia que también dio origen a los Parachicos.

Antes de su fallecimiento, Noriega Molina comentó que durante unas décadas atrás la tradición disminuyó y las personas dejaron de asistir debido al estigma que significaba para los hombres vestirse de mujer. Sin embargo, en los últimos años ha tenido un repunte en la petición y en el número de pandillas que viven dicha tradición.

Testimonios

Emilio Álvarez fue uno de los primeros hombres que acudió a la cita, acompañado de su hija y su esposa, se adentró a la casa azul de “Tia Tey” para dejarse maquillar, ponerse la falda y blusa.

“Vengo desde hace muchos años, pero es la primera vez que salgo. La invitación me la hicieron muchos amigos, pero no había podido hasta ahora. Para mí no hay ningún problema, hay muchas otras etnias como la zoque en la que también existen bailes de hombres vestidos de mujer. No hay ningún inconveniente, peor sería dejar morir estas tradiciones”.

Las nuevas generaciones

Para Moisés Acero Lázaro, la tradición de La Chuntá tiene memoria, ya que desde hace 15 años se une a este ritual tradicional de Chiapa de Corzo.

“Soy de Suchiapa, pues la experiencia va bien, no se pierde la costumbre. Lo importante es estar en el mismo camino, ya que otros se nos han ido y otros perduramos. Aquí estamos con el grupo y debemos de estar unidos”, manifestó.

“Ser Chuntá significa estar alegre, venirse a desestrezar un rato, convivir con los amigos y con la ‘Tia Tey’, aquí nos ven los chamacos que serán los próximos de esta costumbre. Ahora ya vienen más, todos unidos y sin pleito ni nada”.

Romper paradigmas

Miguel Ángel Witrón Santos, de 29 años, oriundo de Tuxtla Gutiérrez, es su cuarto año vestido como Chuntá, en la que define fue una tradición que rompe paradigmas.

“Los hombres les acostumbran a no vestirse diferente, la gente los ve como mal”, expresó

“El hombre tiene que ser muy machito, aquí rompes el paradigma, el estigma de los hombres. Lo importante es no dejarlas morir, apoyar a la tradición, el ponerte blusa, falda y maquillarte no te hace homosexual, es más bien ser liberal”, refirió.