El fracaso de la palma de aceite en Chiapas

El cultivo de palma africana o palma aceitera fomentado por autoridades federales y estatales en Chiapas para la obtención de “biocombustible” sólo implementó mayor contaminación al suelo, agua y aire de la entidad chiapaneca, aunado a los efectos negativos originados en la salud de los campesinos que usan agroquímicos.

Crecimiento acelerado

Esta plantación comercial no sólo ha desplazado cultivos tradicionales como el maíz y el frijol, sino que ocupa terrenos que regeneran la selva, destacando que en los últimos años su crecimiento ha sido exponencial al pasar de 16 mil hectáreas (has) a 50 mil has en la entidad chiapaneca.

Rosauro Medina Cortés, ingeniero bioquímico y experto en producción de productos de valor social y comercial recordó que el proyecto de las palmas de aceite fue impulsado desde el 2006 en el sexenio pasado, donde se tenía la meta de llegar a 100 mil has al final de ese periodo, sin embargo tal escenario no fue logrado.

Medina Cortés explicó que el cultivo de palma africana, como toda plantación comercial, requiere de una enorme cantidad de fertilizantes, herbicidas y plaguicidas químicos, lo que implica envenenar suelos y agua, además de los graves daños a la salud de las personas que lo cultivan.

A lo anterior, el experto agregó que en Chiapas hay un riesgo ambiental latente, ya que las plantaciones de palma aceitera están establecidas en los límites de zonas de alta biodiversidad, decretadas como Áreas Naturales Protegidas, entre ellas las reservas de Biosfera de Montes Azules, Lacantún, la Encrucijada y el Triunfo; así como los monumentos naturales de Bonampak y Yaxchilán Nahá.

Finalmente, Medina comentó, que partiendo de la proporción de diésel común y aceite de palma refinado y purificado, el precio del litro de biodiesel fue estimado hace un año por el Instituto Regional de Tuxtla en 16 pesos, un costo muy superior al diésel normal y por lo tanto no tiene demanda, lo cual llevó al fracaso dicho proyecto.