Está demostrado históricamente que los desastres y las celebraciones unen a los mexicanos en un mismo frente, ya sea para ayudar y ser solidarios o para celebrar y convivir en fechas emblemáticas, como las fiestas patrias. La conmemoración de los sucesos históricos que dieron independencia a nuestro país, todavía son motivo de unión.
Las fiestas patrias forman parte de la identidad de México como país, y sus habitantes parecen no perder ese sentimiento, a pesar del contexto social, de los desacuerdos políticos, de la economía y de un sinfín de problemas que parecen no tener fin, los mexicanos mantienen el sentimiento de unión en estas fechas.
Existen celebraciones de distintas naturalezas: de carácter social, político o religioso. La fiesta más significativa en México es sin lugar a dudas el Grito de Independencia, un evento que reúne a millones.
Contexto histórico
Fue hace 214 años que Miguel Hidalgo da el Grito, la madrugada del 16 de septiembre de 1810. Este hecho fue conmemorado por primera vez por Ignacio López Rayón en plena lucha insurgente de 1812; con el triunfo de la revolución de Independencia.
Fue el monarca invasor, Maximiliano de Habsburgo, quien consagra definitivamente el 16 de septiembre como el inicio de la independencia, aunque el grito de Hidalgo se dio ese día en la madrugada, con el paso del tiempo, ya en 1885, se consagró la celebración la noche del 15, por Porfirio Díaz.
Josefa Ortiz de Domínguez, Agustín de Iturbide, Vicente Guerrero, Ignacio Allende, Guadalupe Victoria, José María Morelos y Pavón, y los hermanos Aldama, en diferentes etapas de la independencia de México jugaron un papel clave para conseguir la liberación de los territorios de la monarquía española.
Hay que recordar que durante los 11 años de esta lucha constante, antes de que se aceptara el triunfo de México, el papel que jugó el Ejército Trigarante (o de las Tres Garantías) fue clave para que los españoles aceptaran su derrota, debido a que los Tratados de Córdoba ya hacían del territorio mexicano un país constitucional, aunque no reconocido por la Corona Española.
Desfile cívico militar
Septiembre es el mes más importante para los millones de mexicanos, desde la gesta heroica de los llamados Niños Héroes el día 13, el “Grito de Independencia” la noche del 15 y desfile cívico militar la mañana del 16.
Los registros señalan que el 16 de septiembre de 1896, la llamada Campana de Dolores fue trasladada a la Ciudad de México, para ser colocada en Palacio Nacional.
En ese proceso, el gobierno de Porfirio Díaz ordenó una parada militar en la que el Ejército Federal hizo gala de su gallardía y marcialidad, lo que impactó a la población que pidió al año siguiente un evento similar, según los historiadores.
Celebración
Varios años después, en 1910, al cumplirse 100 años del inicio de la independencia, Porfirio Díaz gritó —desde el balcón central de Palacio Nacional— lo siguiente:
“Mexicanos: ¡Viva la república!, ¡viva la libertad!, ¡viva la independencia!, ¡vivan los héroes de la patria! y ¡viva el pueblo mexicano!”.
Fue el 16 de septiembre de 1825 cuando se realizó el primer festejo oficial por órdenes del entonces presidente de México, Guadalupe Victoria. Se efectuó replicando la ruta que hizo el Ejército Trigarante, del Paseo de la Reforma a Palacio Nacional.
Fue en 1930 cuando se realizó el primer desfile masivo en conmemoración al inicio de la independencia, en el que participaron 25 mil efectivos e integrantes de la Fuerza Aérea Mexicana.
Según se sabe, la tradición de los desfiles anuales surgió a partir del 16 de septiembre de 1935, cuando el entonces presidente Lázaro Cárdenas ordenó que los desfiles militares del 16 septiembre se llevaran a cabo de manera ininterrumpida.