El mito de ‘Pyongba Chuwe’

Enrique Hidalgo Mellanes, reconocido investigador de la cultura zoque, publicó un libro denominado “Pyongba Chuwe; la señora del volcán”, en el cual habla del mito expuesto por las comunidades nativas del norte de Chiapas tras la erupción del volcán Chichonal el 28 de marzo del 1982.

La presente edición es el segundo ejemplar de Mellanes sobre el mismo tema, en el cual se adentra en la cosmovisión zoque, comprendido hoy en los municipios de Chapultenango, Francisco León, Ocotepec, Ostuacán, Ixtacomitán, Sunuapa.

Investigación

“Pyongba Chuwe; la señora del volcán”, es una investigación realizada durante tres años para resolver la siguiente pregunta: ¿Es posible que ‘Pyongba Chuwe, la señora del volcán Chichonal’, sea caracterizada como una entidad sagrada y pueda comprenderse desde la fenomenología, filosofía de la religión, etnografía y la antropología de la religión?.

El autor habla de dicha entidad como una anciana, al igual que Don Gregorio (Popocatépetl) y Doña Iztaccíhuatl (Mujer Dormida). Esto derivado del pensamiento mítico heredado de generación en generación a través de la oralidad y la convivencia.

“En estos grupos sociales que son parte del patrimonio cultural intangible, diversas narraciones orales muestran los miedos, las tristezas, las inspiraciones, las justificaciones para existir y la identificación con otros, quienes comparten las mismas cosmovisiones de vida y muerte”, dijo.

La oralidad, menciona el autor, confirma la existencia de Pyongba Chuwe, conocida como “la anciana que arde” o “la quemadora”, responsable de la erupción del volcán en 1982. Por tanto, la información clave nace de las poblaciones de Nuevo Esquipulas Guayabal (Rayón), Nuevo Carmen Tonapac (Chiapa de Corzo) y Guadalupe Victoria y Carmen Tonapac (Chapultenango).

Los zoques

Para los zoques, ‘la señora del volcán’ se manifestó durante los días 28 de marzo al 4 de abril en la zona norte de la entidad. Ella, según las evidencias orales, es la responsable de la afectación de mucha gente.

“Previo a la primera erupción del cuatro de abril, la vieron caminar y platicar con varias personas. Se le observaba como una persona común y corriente, un ser profano. Sin embargo, era todo lo contrario, en su discreción expresaba una especie de manifestación sagrada, en el sentido de la existencia hierofánica y kratofánica, experiencia de omnipotencia de ‘la señora del volcán’”, describió.

La hierofánica es una manifestación de lo sagrado, mientras la kratofánica es la manifestación de la fuerza que lo impulsa.

El autor identificó que en el pensamiento de los zoques fue ‘Pyongba Chuwe’ quien los invitó a una gran fiesta inolvidable, a su boda. Solo algunos aceptaron la invitación: “La mayoría no fue a su casa. Ante la ausencia de sus comensales, ella decide quemar todo y castigarlos. Los sobrevivientes dicen que solo alguien con gran poder podía hacer eso. Solo una entidad sagrada pude hacer arder una gran montaña, lanzar ceniza y sacar sus culebras para quemar todo”, relata el autor.

Erupción

Cabe señalar, el volumen de material arrojado en 1982, fue casi cinco veces mayor que el lanzado por los volcanes Jorullo (1759, Michoacán), San Martín (1793, Veracruz) y el de Colima (1818).

El coloso inició una fuerte actividad el 19 de marzo de 1982, con una emisión de rocas, ceniza y arenillas con azufre. El 28 de marzo -según recuerda los fenomenantes- a las 23:15 horas, se produjo una erupción explosiva con abundante lluvia de cenizas y flujos piroclásticos que destaparon violentamente el domo del cráter.

Para el investigador, los zoques no quisieron olvidar el nombre de la comunidad de donde fueron expulsados por La Señora del Volcán Chichonal. Por eso nombraron los asentamientos como “nuevo”. Eso significa que existe un retorno a distancia del territorio y al espacio zoque. Ya no podían regresar a sus hogares de origen, sino la misma necesidad los obligó a reconstituirse en otro lugar.