El quetzal, una joya de Mesoamérica para el mundo

Considerada una de las más bellas del mundo por su resplandeciente plumaje, tan ricamente colorido y largo; el quetzal es un ave venerada desde hace muchos siglos en América. Los incas y los mayas lo llamaban kukul y los aztecas lo conocían con el nombre de quetzaltototl, es decir, “ave de plumas verdes muy ricas y estimadas”.

Sus plumas eran utilizadas para decorar la indumentaria de los reyes y sacerdotes. Posteriormente se les dejaba en libertad para que su plumaje fuera restaurado.

Debido a ello, su imagen es empleada como representación de realeza, misticismo y libertad. El quetzal es mucho más que un ave hermosa, al grado de ser considerada símbolo de Mesoamérica.

Su nombre tiene origen en el náhuatl quetzalli, que significa “cola larga de plumas brillantes”, debido a que la parte más impresionante del quetzal es su cola, que puede llegar a medir 65 centímetros de longitud.

Hábitat

Su hábitat se encuentra en las regiones tropicales de América, principalmente Mesoamérica. Al respecto, cabe mencionar que es en el estado de Chiapas donde existen más ejemplares en libertad, por ejemplo, en la Reserva de la Biósfera El Triunfo, para cuya protección México estableció un convenio con Guatemala.

Las causas fundamentales que amenazan la extinción del quetzal son atribuidas a su bajo índice de reproducción, además de que son excesivamente frágiles. Tienen un corto período de incubación (de 18 a 19 días), por lo que nacen sin plumas y tardan más de ocho o diez días en abrir los ojos, tiempo durante el que son alimentados por sus padres y se encuentran expuestos a depredadores naturales, como el tucán o el cacomixtle. Esto sin mencionar las actividades predatorias del ser humano.