Sentado en el interior de su pequeño taller, con la mirada fija sobre un trozo de madera, Francisco Javier Jiménez Gómez se perfila para crear su próxima obra artesanal.
En sus manos tiene un pedazo amorfo, desde el punto de vista de quien no tiene el talento artístico.
“Pienso hacer un feto, desde un vista trasera con sus ojitos cerrados”, comenta mientras sonríe con el objeto inanimado
Francisco Jiménez es oriundo de Chiapa de Corzo y ha sido artesano de la talla de madera desde hace aproximadamente 38 años, de los 46 años de vida con los que cuenta ahora, una habilidad que heredó de su padre y que con el tiempo mejoró y perfeccionó.
“Me gustó esta actividad porque comencé jugando. Veía a mi padre elaborar algunas piezas y lo imitaba jugando y poco a poco le agarré el gusto, como decimos por aquí”, comentó el artesano.
Sus primeras obras artesanales fueron unas máscaras del emblemático parachico, pequeñas esculturas con que todo tallador debe comenzar a prepararse, una especie de introducción para el mundo de la artesanía de madera.
Su taller, de unos cinco metros cuadrados, es testigo de las distintas creaciones que realiza durante días, entre las que se encuentran animales, estatuillas de hombres y mujeres, figuras religiosas, hombres prehispánicos, estelas, entre otros.
Francisco siempre mantiene una figura estelar sobre la puerta de su taller. Ahora se trata del busto de una mujer sonriente, embellecida con una flor sobre su cabeza, que representa “la belleza de las mujeres chiapanecas”, dijo Jiménez Gómez.
Sin embargo, anteriormente sobre el mismo lugar ha posado la cabeza de un jaguar, un San Judas Tadeo, un Cristo crucificado, una estela maya y un sinfín de obras.
El menestral dice que entre sus obras más destacadas se encuentran dos estatuas antropomorfas, ambas de dos metros de alto. Un hombre africano y un antiguo maya, valuados en ciento 25 mil pesos cada uno y que ahora se hallan en un museo.
“Tengo conocimiento de que algunas de mis obras se encuentran en Argentina, Italia y España. Lo sé porque me han venido a enseñar periódicos de esos países”, señaló.
Agregó que en un museo del estado de Puebla se encuentra una estela que se halla sobre la tumba de Pakal, en la zona arqueológica de Palenque, la cual le tomó ocho meses fabricarlo, al igual que un Cristo que se encuentra en una iglesia.
Sin embargo este artista chiapaneco también ha trabajado en otros oficios en años anteriores. Ha sido rotulista, albañil, pintor y ayudante de arquitectos, pero desde hace unos años se ha dedicado solamente al arte de la madera.
Las especies de madera con las que más trabaja son la de nanguipo (con las que hacen las máscaras de parachico) y la de huanacastle, por su capacidad maleable.
Sobre una de las paredes de su estudio-taller se observan distintos reconocimientos y diplomas que le han otorgado diferentes instituciones, organizaciones, corporaciones municipales y estatales por sus destacado talento y contribución cultural.
“Uno de los mejores premios que se puede recibir por este tipo de trabajo es el reconocimiento que realizan las personas que pasan por aquí. Que les agraden mis obras y me llena mucho de emoción”, enfatizó Francisco Jiménez.
Por ahora, al artesano se le puede encontrar trabajando afuera de su taller ubicado en la Calle 5 de Febrero, entre Avenida Julián Grajales y Capitán Vicente López, de Chiapa de Corzo.