La militarización en México corresponde a un fenómeno global que va de la mano de “acciones de represión y despojo territorial en contra los pueblos”, con particular confrontación hacia actores sociales, quienes van construyendo desde abajo alternativas al sistema capitalista, afirmó el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas (Frayba).
En su informe que abarca el periodo 2020-2022, agregó que “este paradigma de la militarización se vuelve complejo ante la presencia de empresas criminales que van generando, con la complicidad de los gobiernos, una espiral de violencia con impactos que, hasta el momento, han cimbrado al país en un contexto adverso y de terror hacia los pueblos y comunidades; circunstancias que han empeorado y ampliado en los territorios de Chiapas, en los últimos cuatro años”.
Agregó: “Los derechos de los pueblos originarios y de los pueblos en general se mantienen en segundo plano, debido a que los proyectos son catalogados como de seguridad nacional, lo cual no es nuevo, pero fortalece y reafirma la posición en acciones de razón de Estado, en beneficio a una idea de desarrollo, distante hacia los pueblos que habitan los territorios”.
En el informe de 123 páginas —presentado la noche del pasado martes en sus oficinas—, dijo que “en territorios en los que se han generado procesos alternativos al sistema capitalista, se mantiene desde las Fuerzas Armadas una política de contrainsurgencia que se actualiza con los tiempos de una política de la seguridad nacional y hemisférica neoliberal”.
El organismo fundado por el extinto obispo de San Cristóbal, Samuel Ruiz García, que ahora preside el obispo emérito de Saltillo, Coahuila, Raúl Vera López, señaló que “se apuesta a una continuidad de la guerra que beneficia a los poderes fácticos en México, un ascenso de la violencia generalizada y el aumento de la crisis de derechos humanos”.
También afirmó que “el periodo en que se enfoca el informe está caracterizado por una disputa abierta de la tierra recuperada en 1994 por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), lo que ejemplifica cómo está operando la contrainsurgencia hacia el proyecto zapatista; son diversas las agresiones y hostigamientos cometidos por parte de organizaciones corporativistas alineadas con el Estado”.