En el trabajo, la desigualdad se nota más
Las mujeres lideran los porcentajes de informalidad laboral. Carlos López / CP

A pesar de los avances en la lucha por la igualdad de género y que ahora ellas puedan decidir trabajar o no, cuando deciden sumarse al campo laboral, se encuentran con múltiples desafíos que requieren atención urgente y políticas públicas efectivas para garantizar condiciones laborales justas y equitativas, pues el trabajo es un derecho para todos las y los mexicanos.

Asimismo, su inserción está marcada por la informalidad, la brecha salarial y una carga desproporcionada de trabajo de cuidados no remunerado, que limita su autonomía.

Lo anterior, sumado a la alza de precios de productos ha hecho aún más difícil que además de su llamada triple jornada laboral, entre trabajo, casa y cuidado de hijos o algún adulto mayor o familiar enfermo, hace que un solo trabajo no alcance para los gastos que genera su hogar, por lo que acuden a un segundo trabajo remunerado o buscan una alternativa en el negocio informal.

Clara Villafuerte es tuxtleca, tiene dos trabajos debido a que sus gastos se han incrementado por que uno de sus tres hijos ingresó a la universidad, por lo que, incluso, ha pensado en dedicarse a ventas de productos, aunque reconoce que jamás ha vendido algo en su vida. “Nunca es tarde para aprender”, dijo con una sonrisa nerviosa.

“Sabía que llegaría ese día en que debía ingresar más dinero a la casa. Salgo de un trabajo y entro en otro inmediatamente. Veo a mis hijos hasta la noche y eso sí es difícil, pero es por ellos y creo que lo saben”; dijo en entrevista.

Educación, no es suficiente

La Organización Internacional del Trabajo ha señalado que encontrar trabajo es mucho más difícil para la mujer que para el hombre en todo el mundo; incluso si ella tiene mayor preparación académica que un masculino y, muchas veces suele hacerlo en puestos de baja categoría y en condiciones de vulnerabilidad.

Karina, quien omitió sus apellidos, trabajó en una dependencia gubernamental, por cuatro años, asegura que su nivel de estudios y experiencia la llevo de pasar de un puesto operativo a una jefatura y, con orgullo, indicó que pudo salvar la institución de su extinción, “supimos hacer equipo entre la contadora y yo, sacamos adelante el trabajo, mejoramos las relaciones con proveedores, todo nos salió muy bien”, dijo. Sin embargo, fue hasta hasta que entró una nueva directiva que sus esperanzas de continuar terminaron, cuando fue avisada que a su puesto llegaría a ocuparlo otra persona, pero con menor grado académico y, según Karina, con poca experiencia laboral.

La informalidad

En ese sentido, son las mujeres las que lideran los porcentajes de informalidad laboral. En México el 54 % de las mujeres que trabajan, lo hacen bajo algún esquema de informalidad, indica el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).

Mientras el ingreso promedio de las mujeres que trabajan formalmente es de seis mil 749 pesos mensuales, para las mujeres en condición de informalidad este ingreso promedio se reduce hasta tres mil 509 pesos al mes.