El aumento de enfermedades crónico-degenerativas en mujeres que no tienen un adecuado control o que desconocen su estado de salud general cuando ocurre un embarazo, incrementa el riesgo obstétrico y es necesario implementar un modelo distinto de atención.
Así lo comentó María de Lourdes Flores Islas, especialista en diagnóstico y cuidado perinatal, quien expuso que cada vez más embarazos ocurren en mujeres con condiciones crónicas como hipertensión, diabetes o edad materna avanzada.
Enfatizó que la prevención debe comenzar desde antes del embarazo para que durante la gestación se pueda organizar los controles por trimestre, a partir de estudios realizados en el momento adecuado para tener un plan individualizado.
El modelo de medicina materno-fetal se basa en anticipar y para ello se indican ultrasonidos estructurados, tamizajes prenatales y ajustes de tratamiento según la etapa, para detectar riesgos a tiempo y mejorar los resultados para la madre y su bebé.
Uno de los puntos clave es la valoración preconcepcional para revisar medicamentos, vacunas y antecedentes médicos antes de intentar el embarazo; posteriormente, cada trimestre tiene objetivos específicos: confirmar y datar la gestación; realizar el ultrasonido anatómico y el tamizaje de diabetes gestacional y, vigilar el bienestar fetal, la placenta y preparar un plan de parto seguro.
Este tipo de atención es útil para mujeres con pérdidas previas, trombosis, enfermedades autoinmunes o embarazos múltiples. La orientación clara y el acompañamiento cercano ayudan a reducir la carga mental y a tomar decisiones con mayor seguridad.
Cada embarazo es diferente y merece un plan a la medida. La medicina materno-fetal no significa más controles, sino mejores controles, menos riesgo y más prevención porque anticiparse permite no solo mejorar resultados clínicos, sino también dar a las mujeres la oportunidad de vivir su embarazo con menos miedo y más tranquilidad.