El cambio climático representa un grave riesgo para la supervivencia del lagarto enchaquirado, ya que su temperatura corporal es relativamente estrecha, de 27 grados en promedio con una variación +/- dos grados, a diferencia de otros reptiles que poseen fluctuaciones (térmicas) a la temperatura.
Aarón Gómez Cruz, estudiante de la Maestría en Ciencias en Biodiversidad y Conservación de Ecosistemas Tropicales, en la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach), indicó que a raíz de una investigación que realizó, se observó que los cambios ambientales que ocurrirán a futuro les afectarán directamente.
“Esas diferencias ambientales que se estiman en un futuro, ya no generarán las condiciones necesarias para que puedan vivir. Tienen que buscar sitios que les permitan mantener su temperatura corporal, pero si la temperatura de la tierra aumenta, será cada vez más difícil.
“Hay que considerar que cada vez se pierden más bosques, hay incendios forestales, sequías que provocan aumento en la temperatura mayor a dos grados. Entonces, el lagarto enchaquirado, conocido en Chiapas como escorpión negro, ya no tendrá dónde refugiarse”, señala.
El biólogo comentó que el trabajo de investigación inició en el 2017 junto con otros investigadores de la Unicach. Desde entonces han realizado trabajo de campo, avistamientos, recopilación de información, entre otras actividades. Se han enfocado en la vulnerabilidad de la especie ante el cambio climático.
Este lagarto se distribuye en la depresión central, desde Arriaga, Tuxtla Gutiérrez, Suchiapa, en general las selvas bajas, donde hay más invasión del humano en la última década, debido a que los cazan e incluso trafican.
Humano-depredador
El humano también representa un peligro para esta especie, debido a que se tiene la idea de que es venenoso y ataca sin ser provocado. Si bien posee glándulas venenosas, son muy pocos los casos documentados de mordeduras a humanos.
Sin embargo, las creencias en algunas comunidades sobre el lagarto son bastante exageradas; se llega a decir que son sumamente mortales, peligrosos, depredadores, que escupen el veneno e incluso envenenan sólo con su sombra.
Todas son ideas erróneas, ya que los lagartos son tranquilos, no atacan a menos que sean provocados, y como señal de advertencia emiten un sonido de resoplo, pero no muerden ni escupen veneno. Los accidentes de envenenamiento han sido a personas que directamente los manipulan.
Revista científica
Gómez Cruz mencionó que los resultados obtenidos del año pasado lograron publicarlos en una revista científica de circulación internacional, misma que se puede consultar también por internet.
En la investigación se contó con la participaron de un doctor de la Universidad de Puebla, personal académico y de laboratorio, de investigación y diagnóstico molecular de la Unicach. Por igual, tuvo la aportación un investigador de la Universidad de Guatemala.