Estado, líder nacional en producción de energía

Estado, líder nacional en producción de energía

Chiapas se consolida como el principal productor de energía hidroeléctrica de México, superando ampliamente a entidades como Veracruz, Nayarit y Guerrero, de acuerdo a un estudio comparativo realizado por investigadores de la Universidad Olmeca.

Investigadores

El trabajo, titulado “Estudio comparativo de la producción de energía hidroeléctrica en México”, fue elaborado por los académicos José Emilio Posada Aguilar, José Manuel Madrigal Torres y Nahum Nolasco Caba.

La investigación revela que Chiapas cuenta con una capacidad instalada de cuatro mil 828 Mega Watts (MW) y una producción de 10 mil 441 Giga Watts por hora (GW/h), lo que lo ubica en el primer lugar a nivel nacional.

Estas cifras representan una ventaja significativa sobre el segundo estado en la lista que es Nayarit, que posee una capacidad de dos mil 491 MW y una producción de cuatro mil 314 GW/h.

Riqueza de riveras

El estudio atribuye este liderazgo a la riqueza hídrica de la entidad, que concentra aproximadamente el 30 % del agua superficial del país y es atravesada por los ríos más caudalosos de México, el Usumacinta y el Grijalva.

La cuenca del Río Grijalva, en particular, genera el 54 % de la energía hidroeléctrica nacional.

Entre las centrales más destacadas se encuentran Chicoasén, Malpaso, La Angostura y Peñitas, las cuales no solo contribuyen al autoabastecimiento, sino que proveen energía a más del 40 % del territorio nacional.

Costos elevados

Los investigadores de la Universidad Olmeca subrayan que, a pesar de ser un gran productor de energía, el costo de este servicio para los habitantes de Chiapas sigue siendo elevado.

Se proyecta que para el año 2037, la generación distribuida de este tipo de energía crecerá un 338 %, lo que refuerza la importancia estratégica de estados como Chiapas en el mapa energético de México.

El estudio concluye que, si bien México aprovecha de manera significativa su potencial hidroeléctrico, es fundamental mantener y modernizar la infraestructura existente, cuya vida útil puede extenderse mediante procesos de restauración, garantizando así la sostenibilidad energética a largo plazo.