Las personas en contexto de movilidad se enfrentan a diversos escenarios, como el empleo mal pagado e informal y largas estadías en los albergues de la frontera sur, algunas de las características del fenómeno de “tránsito de espera”, en parte originado por el intenso flujo migratorio.
En el coloquio “La UNAM en las fronteras”, organizada por el Centro de Investigaciones Multidisciplinarias sobre Chiapas y la Frontera Sur (Cimsur), la investigadora Alma Rosa Lizárraga detalló las condiciones perceptibles en la región.
“Durante la espera en la frontera sur, sabemos que hay una falta de empleos impresionante y los que existen son muy mal pagados, tanto para los locales como para la población migrante, la mayoría basada en el comercio informal”, explicó.
Ahondó en que hay un desafío “tremendo por el cuidado de los hijos e hijas” y especificó que con el tiempo este ha sido uno de los perfiles más recurrentes.
“Vemos el aumento de la población de mujeres solteras que vienen con sus hijas e hijos, fenómeno visible desde Tijuana en la frontera norte, hasta Tenosique y Tapachula en la frontera sur”.
La saturación por el aumento del flujo migratorio genera una mayor demora en los tiempos de resolución de los trámites por las autoridades migratorias, reflejado en las estadías de las personas, quienes también suelen saturar los albergues.