Compuesta por unas mil 500 personas provenientes de diversas naciones, pero principalmente de centroamericanos, este jueves partió de Tapachula la primera caravana de migrantes del año, ante lo cual el Instituto Nacional de Migración (INM) emprendió operativos para tratar de disuadirlos en su camino, pero solamente algunas mujeres con hijos aceptaron subir a las unidades oficiales.
En horas de la madrugada el contingente partió del parque Bicentenario, llevando consigo una cruz de madera blanca y una manta en la que establecen que “migrar no es un crimen”, como una forma de crítica para las autoridades federales que repriman con detenciones y deportaciones.
Acusaron que las autoridades migratorias no les brindan atención, por ello se vieron obligados a organizarse y salir en caravana con la intención de llegar a Estados Unidos, siendo su primera parada para descansar la población de Huixtla. El contingente exige la entrega de documentos para salir de Chiapas y continuar su camino hacia el centro del país.
Ante la salida de la nueva caravana migratoria, elementos del INM desplegaron un operativo e instalaron retenes móviles en diversos tramos entre Tapachula y Huixtla, en donde invitaban a los extranjeros a subir a las unidades.
Fueron pocos migrantes, sobre todo mujeres con sus hijos o familias, quiene aceptaron la “invitación de no continuar”, ya que les explicaron que les iniciarán el proceso de regularización por sus condiciones de vulnerabilidad.