En la región Altos de Chiapas, el maíz es un alimento esencial para el autoconsumo; sin embargo, la productividad de este cereal es baja debido a, entre otros factores, la baja fertilidad del suelo tanto físico-química y microbiológica.
Los abonos orgánicos y biofertilizantes microbianos representan alternativas agroecológicas para mejorar la fertilidad del suelo y promover una producción de alimentos más sostenible.
Silvia Micaela Gómez Núñez realizó la investigación titulada “Aplicación de bocashi y microorganismos de montaña (MM) en el cultivo de maíz en Chenalhó”, para obtener el grado de maestra en Ciencias por el Colegio de la Frontera Sur (Ecosur).
Investigación
Comentó que evaluó el efecto de MM y el abono orgánico Bocashi sobre la fertilidad del suelo, crecimiento y rendimiento del cultivo, en siembra de tornamil, en la comunidad Campo Los Toros, Chenalhó.
De noviembre de 2023 a junio de 2024, se evaluaron cuatro tratamientos: T1 (testigo), T2 (MM), T3 (Bocashi) y T4 (MM+Bocashi), con un diseño de bloques al azar con cinco repeticiones.
El tratamiento MM se preparó con la técnica de reproducción y activación, aplicándose mediante aspersión al suelo, diluido al 50 % con agua cerca del tallo de la planta, con una dosis de tres litros por 120 metros cuadrados, cada 15 días, hasta los 120 días después de la siembra.
Bocashi se elaboró con materiales orgánicos de la comunidad y se aplicó al momento de la siembra 500 gramos por mata-1.
Como resultados, los tratamientos no presentaron diferencias significativas en altura, diámetro del tallo y número de hojas, sin embargo, la aplicación del tratamiento MM aumentó significativamente el C-biomasa microbiana en un 172.8 % respecto al testigo.
El tratamiento MM+B aumentó significativamente el fósforo disponible y el porcentaje de colonización micorrícica en un 153.0 y 126.7 % respecto al control, respectivamente.
El rendimiento de grano fue 82.4 % mayor con Bocashi que en los demás tratamientos.