El tapir centroamericano (Tapirus bairdii, nombre científico) es uno de los mamíferos neotropicales más amenazados de México. La Selva Lacandona en Chiapas constituye uno de sus últimos reductos, por lo que se requiere de más estudios de los factores que impactan su supervivencia.
Carlos Eduardo, doctor en Ciencias en Ecología y Desarrollo Sustentable con orientación en Conservación de la Biodiversidad, por el Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) Unidad San Cristóbal de Las Casas, realizó una investigación relacionada sobre la salud de estos mamíferos en la selva chiapaneca.
Mencionó que, la Selva Lacandona ha sido utilizada con fines agropecuarios y forestales desde la época colonial y se ha tratado de conservar por medio de reservas federales, estatales y ejidales.
Proceso
Su investigación la llevo a cabo durante 2019 y 2020 en la Reserva de la Biósfera Montes Azules y en las Reservas de los Ejidos Playón de la Gloria, Chajul, Santa Rita, El Pirú y Galacia, todas en Chiapas.
El proyecto estuvo orientado a comparar mediante métodos no invasivos, indicadores de salud de los tapires de un área sin aparente perturbación, como Montes Azules, con aquellos que habitan remanentes de bosque tropical, como son las reservas de ejidos, rodeadas de áreas agrícolas y con actividad humana.
Para ello, midió el cortisol en heces fecales como indicador de estrés usando una prueba inmunoabsorbente de unión enzimática (Elisa) y se calculó el Índice de Condición Corporal (ICC), mediante registros fotográficos obtenidos por fototrampeo.
Explicó que, el cortisol de los tapires en vida libre también se comparó con individuos cautivos en el Zoológico Miguel Álvarez del Toro (ZooMAT) de Tuxtla Gutiérrez.
No se detectaron diferencias entre el cortisol de tapires en libertad, pero sí entre los de la reserva Montes Azules y el del zoologico, lo que sugiere que el tapir en un entorno natural tiende a tener menores niveles de esta hormona que en cautiverio.