En la última década el estudio de los sismos ha mejorado en la entidad, tanto por investigadores de las universidades locales como por los organismos federales, como es el caso del Servicio Sismológico Nacional (SSN). Anteriormente, no existían cuerpos de investigación académicos.
Carlos Narcía López, investigador de Ingeniería Ambiental de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach), destacó que en esta institución cuentan con grupos académicos para el estudio de la sismicidad.
Refirió que en Chiapas existen alrededor de cinco estaciones de monitoreo de actividad sísmica operadas por el SSN, una de ellas se encuentra ubicada en la universidad, estando a cargo de investigadores del Instituto de Investigación en Gestión de Riesgos y Cambio Climático.
Estas son suficientes para el tipo de sismicidad que puede causar daños graves, de mediana y alta intensidad; si se buscara tener un registro de sismos más pequeños se necesitaría de otras estaciones en más lugares.
El investigador mencionó que si bien hasta ahora no es posible predecir los sismos, sí es uno de los objetivos de la sismología, aunque no se visualiza que pueda ser un logro en el corto o mediano plazo. La realidad es que se prevendrían muchos daños.
Se han hecho intentos relacionando el campo magnético terrestre con la actividad sísmica, porque cuando va suceder un sismo se da una deformación de las rocas previamente, lo que genera otros procesos que alteran el campo magnético, pero aún no hay evidencia certera.
Factores telúricos
Explicó que la sismicidad en el estado se origina por la interacción de tres placas tectónicas. Está la de Cocos, que entra por debajo de la placa de Norteamérica y que es oceánica, es decir, por debajo del Pacífico en las costas del estado, cuyo movimiento de choque es lo que genera la mayor cantidad de sismos grandes.
Por otra parte, también interviene la placa del Caribe en la región sureste de Chiapas, aunque los movimientos telúricos causados por esta son menores.
Explicó que el impacto de los sismos depende de la ubicación de estas sobre la zona de subducción, además de las condiciones locales del suelo. Las comunidades de la zona costa tienen mayor peligro por estar más cerca de las regiones sísmicas activas.