La facilidad con que casas de empeño, tanto de Tapachula como de la región, reciben artículos de valor tanto electrodomésticos como joyas, entre otros, permite que a ellas acudan delincuentes con producto de lo robado, con lo que estas empresas se convierten en sus aliados.
La verdadera necesidad de personas que requieren recursos por sus bienes, se confunde con la de delincuentes que acuden a las casas de empeño; la diferencia es que para quien con producto de su trabajo logró comprar un bien al empeñarlo pueda obtener algo de ello a cambio de pagar altos intereses y con ello el riesgo de perderlos, mientras que el delincuente lo ve como una moneda de cambio sin mayores problemas.
Los ladrones facilmente despojan de las pertenencias a las personas, las resguardan por unos días y finalmente llegan a empeñarlas a esas casas para pignorantes, pero jamás vuelven por los objetos, únicamente les interesa lo poco o mucho de dinero que den por las cosas.
Aunque en algunos casos para empeñar se tenía que cumplir con requisitos como la credencial del INE o bien en otra acompañada de un comprobante de domicilio, pero no se pide factura o algún otro tramite.
Y es que aunque se informó que a mediados de este año la PGJE y representantes de la Asociación Chiapaneca de Casas de Empeño A.C (Achice) firmaron un convenio en el país para dar certeza y transparencia de sus actividades.
Esto fue solo un protocolo pues las medidas que se plasman en el convenio no cumplieron con su objetivo de abatir y prevenir los delitos patrimoniales como el robo, y que la mayoría de las 92 empresas de casas de empeño en Chiapas que mueven mes a mes al menos unos 150 millones de pesos en préstamos a pignorantes, las cumplirían.
Ese convenio pretendía transparencia y regulación, que los objetos empeñados verdaderamente se tenga la certeza de que provienen de manera lícita.