Fallece el párroco de la iglesia de Teopisca

A la edad de 71 años falleció en la madrugada de ayer martes el sacerdote Francisco Javier Reyes Reyes, párroco de la iglesia de San Agustín en la ciudad de Teopisca; sacerdote muy querido por la feligresía teopisquense.

La comunidad católica se concentró la tarde de este martes en el parque de “San Sebastián”, en la entrada de la ciudad, para recibir el féretro proveniente de San Cristóbal de Las Casas; ciudad donde fue internado el sacerdote en un hospital particular, por las complicaciones derivadas de la enfermedad que padecía.

Con lágrimas en los ojos, flores en mano, cantos y música autóctona, la comunidad católica recibió a su párroco, quien estuvo sirviendo a la cabecera municipal, a sus comunidades y demás lugares circunvecinos.

Luego de recorrer las calles de la ciudad, el féretro llegó a la iglesia para la celebración de una homilía, con la participación de varios sacerdotes, entre ellos, Carlos Treviño Díaz, familiar del párroco originario de Tepic, Nayarit.

En la homilía se destacó el arduo trabajo del sacerdote Francisco Javier Reyes, durante el tiempo que estuvo al frente de la parroquia de San Agustín.

En la celebración se informó que su deseo fue quedar en este municipio, por lo que su cuerpo está siendo velado en la iglesia de San Agustín; el día jueves será la misa especial de cuerpo presente, a las 10:00 horas, para después ser colocados sus restos a un costado del templo.

Durante toda la tarde-noche de ayer se observó largas filas de personas, principalmente de comunidades, para despedir al sacerdote, y entre ellas de los municipios de Amatenango del Valle, Las Rosas y Carranza, por citar algunos.

Al respecto, la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas informó que Francisco Javier Guadalupe Reyes Reyes, mejor conocido como “hermano Javiercito” o “padre Javi”, nació el 15 de julio de 1952 en Tepic, Nayarit, y se ordenó como sacerdote para servir a esta Diócesis de San Cristóbal de Las Casas.

Fue ordenado por jTatic Samuel Ruiz el 7 de diciembre de 1980. Desde su llegada, y sobre todo como sacerdote, “sirvió a Dios y su pueblo con sencillez y humildad, entregando su corazón y su vida a ellos en el caminar de esta diócesis”.

Señala que el sacerdote “será recordado por su capacidad de escucha compasiva, visión y práctica pastoral, respeto a la dignidad de las personas, su compartir del evangelio insertado en la realidad. Todo desde las enseñanzas de la vida de Jesús. Que descanse en la paz y el amor de Dios”.