Los asentamientos humanos cada vez se concentran en territorios impensables o incluso dentro de los hábitats de la fauna silvestre, lo que ha llevado a estas especies a ser cazadas, cuando en su búsqueda de alimento rondan por las viviendas, cuyos habitantes tienden a capturarlos e incluso matar. Desafortunadamente, en los últimos años se han registrado varios casos en Chiapas.
Al respecto, Carlos Ocaña Parada, profesor-investigador de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach), subsede Motozintla, comentó que la fauna se pone en riesgo porque los asentamientos ejercen presión en los ecosistemas.
Cuando las comunidades crecen, necesitan de recursos para sobrevivir, alimentos, madera, agua, plantas, lo que presiona a las especies de fauna silvestre que habitan en la zona a verse obligados a salir en búsqueda de comida.
En el caso de las ciudades más grandes como Tuxtla Gutiérrez, Tapachula, Comitán, San Cristóbal de Las Casas, las especies encuentran refugio en algunas casas y entre la basura, pues también se han documentado coyotes -considerados como oportunistas porque comen de todo- y animales muertos.
Esta y otras especies como la martucha son consideradas como peligrosas, pero las terminan cazando, tal como pasó recientemente en la zona de Los Altos, que en ese caso influyó un mito o creencia, ya que algunos pensaron que era un nahual, hasta que lo mataron.
Cambio climático
Otro factor que obliga a la migración de especies es el cambio climático por el incremento de las temperaturas y las sequías. Esto se da principalmente con insectos, aunque ya se empezó a ver con pequeños y medianos mamíferos.
Mencionó que todas las especies tienen un grado de peligro, algunas tienen una categoría de riesgo, amenazadas o incluso en peligro de extinción.
El investigador dijo que la ignorancia sobre la fauna pone en riesgo también a las zarigüeyas o tlacuaches, el jaguarundi, el cacomixtle, que son confundidas con ratas o como nahuales.