El 14 de septiembre de 1824 los habitantes de Chiapas formalizaron ante el Congreso mexicano su deseo de unirse al nuevo país independiente, Estados Unidos Mexicanos, como un estado federal más.
En esta fecha se festeja un año más de su incorporación decidida, acción tomada dos días antes, el 12, mediante un plebiscito bajo la idea de prosperidad donde las clases criollas y mestizas obtendrían —a la larga— privilegios mayores a las de las comunidades indígenas.
El cronista e investigador Marco Antonio Orozco Zuarth describe que, desde hace algunos años, tanto cronistas como historiadores han insistido en que el término correcto para denotar este proceso histórico es el de “federación”.
Esto, debido a que “anexión” es un término que se fue arraigando en la literatura chiapaneca y que se replicó durante muchos años, sin que se cuestionara o “se le diera la importancia que debe tener este periodo de nuestra historia”.
Federación
En 1821, a la par del triunfo de la independencia nacional el país debió definir sus límites, es decir, el territorio que le permitiría organizarse como nación, y lo mismo sucedió con aquellas regiones de Centro y Suramérica tras sus insurgencias.
El cronista explica que tras este proceso México adoptó desde un inicio un modelo de sistema federal, aunque no correspondía a su realidad histórica, ya que la forma de gobierno de la Nueva España siempre fue centralista.
Aclara que la federación es un modelo que fue llevado a la práctica por las 13 primeras colonias norteamericanas, al independizarse de Inglaterra, para darse un sistema de gobierno. Cada una de estas tenía su propia forma de gobierno y sus leyes; por ello, al federarse cedieron parte de su soberanía para formar una federación de estados, llamada Estados Unidos de América.
De ahí nació el modelo de sistema federal, que consecuentemente fue adoptado por varios países, incluido México.
“Al formarse los Estados Unidos Mexicanos, de manera centralista se les dotó de soberanía, libertad y autonomía a los territorios que nunca tuvieron leyes ni gobiernos propios. Se impuso, pues, la federación como sistema de gobierno; y de ahí el profundo centralismo del poder político en nuestro país”, ejemplificó.
Enfatiza que Chiapas se incorporó a un sistema federal, es decir, se federó. “No es correcto [decir] ’anexión’, porque el término denota un acto de fuerza; anexión significaría que México, mediante el uso de la fuerza, se hubiera adjudicado el territorio chiapaneco”, explicó.
De hecho, Chiapas fue el único que lo decidió a través de un proceso debidamente democrático, “como quiera que haya sido el proceso de votación, considerando los instrumentos electorales que se tenían en esa época”.
Históricamente democráticos
Ante los procesos de independencia la antigua capitanía de Guatemala conformó las Provincias Unidas de Centroamérica, aunque Chiapas procuró integrarse al México independiente desde, incluso, la proclamación del Plan de Iguala, como bien señaló Marcos Vázquez Olivera, en su estudio “Chiapas mexicana”.
Cuando las Provincias Unidas declararon su propia independencia, Chiapas rompió con ellas, aceptando la invitación de Agustín de Iturbide y se integró al Imperio mexicano.
Fue el 16 de enero de 1822 cuando la anexión se aceptó, quedando asentada en el Decreto de la Regencia. Sin embargo, esa unión duró poco tiempo ya que el 7 de junio de 1823, después de la abdicación de Iturbide, Chiapas volvió a separarse.
La entidad quedaría de forma independiente bajo el mando de una Junta Suprema Provisional, misma que se reservaba el derecho de decisión sobre el estatus político chiapaneco, con base en consultas y plebiscitos entre la población.
México no asumió esa actitud y envió a la División Expedicionaria en Guatemala para disolver la Junta, y restablecer el “orden” e instalar como gobierno a un jefe político nombrado por México.
Pero el jefe de la División era amigo de Iturbide, así que no fue visto con confianza. En agosto de 1823, Filisola entró en San Cristóbal, la antigua Ciudad Real, y ejecutó las órdenes. En respuesta, los inconformes chiapanecos manifestaron su descontento por toda la provincia, por medio de levantamientos.
Comitán fue el primero, siendo el día 26 que se proclamó en esa ciudad el Plan de Chiapas Libre (promovido, entre otros, por los frailes Ignacio Barnoya y Matías de Córdova), y dos días después la población se alzó en armas, seguida por Tuxtla, el día 29. Los rebeldes triunfaron y la Junta Suprema fue restituida, mientras el Ejército Mexicano era expulsado.
Votaciones
Una vez recuperada la libertad para decidir qué hacer, el 22 de marzo de 1824 se convocó mediante una circular a todos los partidos de la provincia a expresar su voluntad acerca de cómo debía permanecer Chiapas: si permanecía independiente, anexada a Guatemala o incorporada a México.
El Gobierno de México no pudo evitar intervenir y envió un ultimátum con fecha del 26 de mayo de ese año, el cual estipulaba que Chiapas tenía tres meses para decidirse, o sería anexada por la fuerza.
Además envió a José Javier de Bustamante en calidad de supervisor de la votación. Chiapas tenía entonces 104 pueblos y 172 mil 953 habitantes pudieron votar: el 56 %, es decir, 96 mil 829 personas, votó a favor de federarse a México; 35 % (60 mil 400) por unirse a Guatemala; y solo 9 % (15 mil 724) optó por mantenerse como nación libre y soberana.
Así, tras un ejercicio “extrañamente democrático” para su momento histórico, el 14 de septiembre de 1824 Chiapas formalizó ante el Congreso mexicano su disposición de ser un nuevo estado federal. DOCUMENTOS
Primero
El Acta del pronunciamiento solemne de Federación del Estado Libre de Chiapas, del 14 de septiembre de 1824, dice: “Señalando el día de hoy para el pronunciamiento solemne de federación…”; “que los pueblos de este Estado externen franca y libremente su voluntad de federación a la nación mexicana…”; “¡Viva la justa libertad y nuestra federación!”.
Segundo
Acta de Sesión del Soberano Congreso bajo la Presidencia del Sr. Zavala, mientras que el día 2 de octubre de 1824, el Acta de Sesión del Soberano Congreso reforma el artículo 5.º de la Constitución.
Tercero
El artículo 50 afirma que “las partes de ésta son los estados y territorios siguientes: el estado de las Chiapas, el de Chihuahua, el de Coahuila y Tejas, el de Durango, el de Guanajuato, el de México, el de Michoacán, el de Nuevo-León, el de Oajaca, el de Puebla de los Ángeles, el de Querétaro, el de S. Luis Potosí, el de Sonora y Sinaloa, el de Tabasco, el de las Tamaulipas, el de Veracruz, el de Jalisco, el de Yucatán, el de los Zacatecas; el territorio de la Alta-California, el de la Baja-California, el de Colima y el de Sta. Fé de Nuevo México. Una ley constitucional fijará el carácter de Tlaxcala”.