Ferieros de Guadalupe, una tradición familiar

El cuetero avisa con las detonaciones que se acerca una pequeña comisión. Jofiel Domínguez / CP
El cuetero avisa con las detonaciones que se acerca una pequeña comisión. Jofiel Domínguez / CP

Con cierta emoción, Javier Cruz cuenta que el oficio de feriero viene desde su padre y abuelo, sin embargo, cuando se le pregunta si le gustaría que su hijo siguiera con esta tradición ya familiar su respuesta es negativa. Con 25 años de experiencia, recalca que las ferias han disminuido. “Si antes venían 100 personas, ahora solo 50”.

El equipo de Javier se encarga de bajar las estructuras del camión. Con él viajan diez personas que, durante los días de feria, viven dentro del mismo transporte: traen camas, estufa, víveres.

En los últimos años, distintos accidentes en juegos de feria han creado desconfianza en el público. “Lo que no saben es que sí llega personal a supervisar los juegos; sin embargo, por el mismo miedo, su clientela ha disminuido”, expresa Javier. También explica que ellos compran los juegos mecánicos ya hechos.

La mayoría los fabrican en la Ciudad de México, pero también hay quien los vende en Tuxtla Gutiérrez.

Él es originario de Comitán y se mueve dentro del estado, solo una vez llegó a Guatemala

En su caso, él empezó en este negocio desde los 10 años. “Ahí estuve como trabajador de alguien más hasta los 18, cuando decidí tener lo mío”. Sus acompañantes son su cuñada y su hermano.

Después de la feria de Guadalupe, se irá a Oxchuc y posteriormente a Tuxtla Gutiérrez, donde pasará las fechas del 24 y 31 trabajando. Su descanso será todo enero y durará hasta que viaje a Teopisca el 5 de febrero.

Él lleva cinco años con los mismos juegos: aros y baloncesto, aunque quisiera incluir pistolas de gotcha, porque explica “esa es la novedad que le gusta a las personas, quien tiene de esas pistolas, vemos que les va bien”. Sin embargo, a él sus ganancias no le permiten actualizarse de esa forma.