El barrio de San Roque es uno de los cuatro principales barrios de Tuxtla Gutiérrez, pues se trata de uno de sus fundadores. Asimismo, uno de los más tradicionales. Con más de 100 años de antigüedad, su tradicional fiesta es igual de inmemorial.
Llamada como el Festival de San Roque, el motor principal que la impulsa es la fe, puesto que toda la celebración tiene como primer fin rendir honor al santo patrono del barrio.
A la gran fiesta se llega después de atravesar un proceso beato, que comprende peregrinaciones, rezos y misas, en estas últimas, además se celebran bodas colectivas, bautizos y bendición de mascotas, entre otros actos de fe.
Definida como una fiesta devota, todas sus acciones están dirigidas a rendir honor al santo patrono del barrio, y es cargando la imagen por las calles del barrio hasta la Parroquia como se inauguran las peregrinaciones y los actos religiosos.
Acompañado de fieles cargados de flores y mujeres con trajes tradicionales, la imagen de San Roque recorre su barrio al son de la música del mariachi, el cual cierra las filas de los peregrinantes. Una vez en su Parroquia, es colocado en su altar y se le rodea con flores, esto corre a cargo de las mujeres del barrio, el mariachi suena y los fieles cantan.
Además de las actividades religiosas imprescindibles, a la fiesta se le suman actividades culturales, deportivas y artísticas que tienen como propósito la convivencia entre los habitantes del barrio y claro, la inclusión amable de los visitantes que llegan para celebrar con ellos, pues a las fiestas de barrios las caracteriza la calidez de sus anfitriones.
Los elementos esenciales en este festejo, además de la fe, son el sabor del pozol y la música de la marimba. Todo esto, signos inequívocos de Chiapas, son elementos con los que no sólo adorna sino que también acompañan su fe los chiapanecos. Lo que se busca es la preservación de las tradiciones en la sociedad actual, que no se pierda este amor por los símbolos y no se pierda tampoco de vista la fe.
Lo que caracteriza al Festival de San Roque, sin duda, es ese acto gastronómico que comenzó a ser una tradición hace ocho años y ya el festival resulta impensable sin él, se trata de la preparación de una enorme jícara de pozol, de aproximadamente 5,5 metros de diámetro, que llegan a contener cinco mil litros de esta bebida que se reparte entre los asistentes.
Siendo un festival completamente libre de bebidas alcohólicas, los participantes podrán gozar de una fiesta sana y segura a partir de este 14 de agosto, que es cuando arrancan oficialmente los festejos.