La ciudad fronteriza de Tapachula es la que recibe el mayor flujo migratorio de personas en contexto de movilidad, cuya actual crisis migratoria ha generado cambios importantes en las formas de vida de los pobladores. Alberto Hernández Hernández, investigador del Colegio de la Frontera Norte, analizó los cambios específicos en las condiciones de las trabajadoras sexuales.
Resaltó que en la Perla del Soconusco hay una tradición de trabajo sexual, particularmente de mujeres centroamericanas, quienes ya habían tomado posesión de los espacios públicos, particularmente en el parque central Miguel Hidalgo, sin embargo, nuevas políticas y persecuciones policiales generaron un desplazamiento.
“Empieza a haber un desplazamiento hacia nuevas zonas de la ciudad, a ocuparse otros espacios del centro histórico de Tapachula, con el arribo y la diversidad de la población migrantes, pues ya no son solamente centroamericanas que se dedican al trabajo sexual”, dice el investigador.
El especialista presentó su libro “Geografías del trabajo sexual en las fronteras de América Latina” para el Centro de Investigación de Migraciones en el Sur (Cimsur) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), destacando que el mercado de trabajo sexual también se amplió en Tapachula; transexuales, homosexuales o bisexuales se han visto cada vez más presentes en los últimos tres años.
Sobre los impactos económicos, dijo que antes las personas que se dedicaban al trabajo sexual trabajaban de dos a tres horas al día, actualmente lo hacen desde las 8 de la mañana hasta las 9 de la noche, para obtener el mismo sustento, cuya consecuencia es una reducción económica de hasta un 50%.
“El aspecto económico demuestra cambios que orillan a trabajar a las mujeres y a los hombres en horarios prolongados por el problema de la competencia”, dijo.