Hay un considerable incremento de movimientos migratorios hacia México, desde 2021, y con ello una creciente cantidad de solicitudes de asilo. En 2022, el 75 % de estas se presentaron en Chiapas; no obstante, “la presencia y tiempos de espera de las personas en contexto de movilidad representó una saturación en los servicios de salud, educación y mercado laboral”, destacó en su informe anual el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).

Las personas solicitantes de asilo deben permanecer en el estado hasta que su solicitud se haya procesado, sin embargo, la mayoría se queda en Tapachula, “una ciudad de 340 mil habitantes, donde el 54 % de la población vive en pobreza y el 12 % vive en pobreza extrema”.

Debido a la enorme presión en los servicios, la agencia documentó que “si bien la población de acogida en Tapachula generalmente ha sido receptiva a las personas que llegan al país (apoyadas en gran parte por mensajes de la administración local), las tensiones e incidentes de xenofobia han aumentado en los últimos años”.

Esta interacción dejó en claro los desafíos a la que las personas migrantes se enfrentan, siendo el empleo formal el mecanismo por el cual se buscó brindar la ayuda humanitaria en la frontera sur.

“Como respuesta, el Acnur y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) unieron sus fuerzas para apoyar a la oficina del Servicio Nacional de Empleo (SNE) en Tapachula”.

Proyecto auspiciado

Se trató de un proyecto financiado por la Unión Europea, de nombre “Promoción del empleo y la protección social dentro del Marco Integral de Respuesta al Refugiado en América Central y México”.

Asimismo, la nueva oficina del SNE abrió en agosto de 2022, después de su expansión y remodelación, donde asisten personas solicitantes de asilo y refugiadas para vincularlas al empleo formal.

“La renovación de las oficinas del SNE en 2022 incluyó la remodelación del área de espera para 35 personas, 11 cubículos de trabajo para ofrecer atención individual, tres cubículos de administración, una oficina directiva, una sala de reuniones, un área de cuidado para niñez”, entre otras.

El Acnur destaca que estas acciones buscan generar un nexo entre la ayuda humanitaria y el desarrollo, una intervención que “promueve la coexistencia pacífica y soluciones que beneficien a todos para poder llegar a las poblaciones más vulnerables, ya sean locales o desplazadas”.