La arqueóloga Julia Leticia Moscoso Rincón resaltó que las mujeres prehispánicas ejercieron roles en los ámbitos doméstico, religioso, artístico (como músicas o escribas) y político. Afirmó que “su presencia fue fundamental para el equilibrio social”, y resaltó la necesidad de revalorizar su legado en diálogo con las luchas feministas contemporáneas.
En el marco del Día Internacional de la Mujer, el Museo Regional de Chiapas, bajo el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), organizó una conferencia magistral titulada “La mujer en la época prehispánica”, impartida por la arqueóloga Julia.
Moscoso, egresada de la Escuela de Arqueología de la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach), destacó en su ponencia la complejidad de los roles femeninos en Mesoamérica, desmitificando la visión reduccionista que limita a las mujeres al ámbito doméstico.
Con una trayectoria que incluye proyectos arqueológicos como Bonampak, subrayó que la cosmovisión prehispánica integraba lo masculino y femenino como fuerzas complementarias esenciales para la vida.
Explicó que, aunque existía una división sexual del trabajo, con actividades como la agricultura asignadas a hombres y tareas como el tejido, la cocina y el cuidado infantil a mujeres, estos roles no implicaban inferioridad.
Por el contrario, el tejido, realizado exclusivamente por mujeres, era vital para la identidad social, ya que los diseños textiles denotaban linajes y estatus. Esta práctica, señaló, persiste en comunidades indígenas chiapanecas, como se refleja en la exposición pictórica temporal del museo sobre textiles tradicionales.
La función reproductora de las mujeres era sagrada, morir en el parto elevaba a las mujeres a la categoría divina, mientras que la infertilidad era socialmente estigmatizada. Moscoso mostró figurillas arqueológicas que representan a mujeres con niños, evidenciando la relevancia cultural de la maternidad.
La ponente abordó la dualidad en la percepción de la menstruación como un símbolo de vida y fertilidad, pero también asociada a tabúes por su supuesta capacidad de “contaminar” lo animado e inanimado.
Creencias como el riesgo de cocinar durante el periodo menstrual o afectar la salud de recién nacidos persisten en comunidades actuales, reflejando un legado cultural profundo.
Contrario a la narrativa tradicional, Moscoso destacó casos de mujeres gobernantes, ya sea como regentes (madres de herederos menores) o líderes directas.
Ejemplos icónicos incluyen la representación en la Lápida Oval de Palenque, donde la madre de K’inich Janaab’ Pakal le transfiere el poder, y relieves en Bonampak y Yaxchilán que muestran a esposas y madres participando en ceremonias públicas junto a gobernantes.